Crisma es uno de los aceites santos usados en la Iglesia católica tanto romana, como ortodoxa, y en las Iglesias orientales en determinadas ceremonias. El término procede del latín chrisma, y este del griego myron (χρῖσμα). En el catolicismo representa directamente la transmisión del Espíritu Santo:[1] Esta unción ilustra el nombre de "cristiano" que significa "ungido" y que tiene su origen en el nombre de Cristo, al que "Dios ungió con el Espíritu Santo" (Hch 10,38).[2]