El victimismo o victimización es la tendencia de una persona, grupo de personas o colectivo a considerarse víctima.[1] Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena.[2] El victimista, en cambio, se disfraza de víctima, consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente y responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás.
En lógica, el victimismo es una retórica demagógica que busca desprestigiar de una forma falaz la argumentación del adversario denotándola como impuesta o autoritaria. Para ello, el sujeto victimista posiciona a su adversario de forma implícita como atacante al adoptar una postura de víctima en el contexto de la discusión.[3]
En psicología, una personalidad victimista[4] o tendencia psicológica victimista —que puede llegar a desembocar en una conducta patológica[4] como trastorno paranoide[5]— consiste en una tendencia a culpar a otros de los males que uno padece y resguardarse en la compasión ajena. Esta tendencia se caracteriza por una deformación pesimista de la realidad en la que el sujeto se regodea en el lamento y queda incapacitado para realizar cualquier tipo de autocrítica. Es uno de los pilares de la cultura de la queja.[6]
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