La deformación generalmente depende del tiempo; aun en ausencia de fuerzas, la velocidad de deformación puede ser diferente de cero.
Las tensiones y esfuerzos resistidos dependen tanto de la deformación como de la velocidad de deformación; por tanto la ecuación constitutiva que relaciona tensiones y deformaciones debe tener la forma:
Existe relajación de tensiones; es decir, si se somete el sólido a una deformación uniforme con el paso del tiempo las tensiones disminuyen manteniéndose constante la deformación.
Existe deformación por fluencia lenta; es decir, sometido a una tensión constante y uniforme la deformación aumenta ligeramente con el tiempo.
Existen materiales que presentan dependencia de la velocidad de deformación, por lo que puede darse la característica (2) anterior y no ser viscoelásticos. Las características (3) y (4) a veces se toman como características necesarias para clasificar a un material dentro de los materiales viscoelásticos.
Físicamente las propiedades elásticas son el resultado de desplazar ligeramente los átomos de su posición de equilibrio a lo largo de planos cristalográficos, mientras las propiedades viscosas proceden de la difusión de átomos o moléculas en el interior del material.[1]
↑Meyers and Chawla (1999), Mechanical Behavior of Materials, 98-103.