El anarquismo (particularmente el anarcocomunismo, anarquismo socialista y colectivista) y el marxismo son las dos ramas principales en las que se dividió históricamente el socialismo en el siglo XIX.[1] Ambos han realizado una crítica al sistema capitalista y han buscado una alternativa para sustituir a este. Las relaciones entre anarquistas socialistas y marxistas no han sido siempre fáciles puesto que pese a compartir su crítica hacia el capitalismo, han manifestado visiones diferentes manteniendo varios puntos de discordia. Para Karl Marx las ideas de Pierre-Joseph Proudhon eran, según su opinión, las propias de la pequeña burguesía francesa de su época.[2] Asimismo Mijaíl Bakunin se enfrentó con Marx en los debates de la Primera Internacional por la cuestión del derecho de herencia. Para el primero era imprescindible su abolición, para el segundo era una idea secundaria pues la abolición de la propiedad privada de los medios de producción llevaría implícita la desaparición de la herencia.
A continuación se examinan algunas de estas divergencias entre los anarquistas (particularmente los anarcosocialistas de las corrientes históricas) y los marxistas en diversas cuestiones, así como también los puentes tendidos en los últimos tiempos por corrientes como el situacionismo y el marxismo autónomo.
Se dice que el anarquismo no es socialismo. Esto es un error. El anarquismo es socialismo voluntario. Hay dos tipos de socialismo: arquista y anarquista, autoritario y libertario, de Estado y libre.Joseph Labadie
A pesar de todo su carácter aparentemente archirrevolucionario, en ¿Qué es la propiedad? nos encontramos ya con la contradicción de que Proudhon, de una parte, critica la sociedad a través del prisma y con los ojos del campesino parcelario francés (más tarde del petit bourgeois), y de otra, le aplica la escala que ha tomado prestada a los socialistas.