Arabia Saudita o Arabia Saudí,[1] oficialmente Reino de Arabia Saudita o Reino de Arabia Saudí[12] (en árabe: المملكة العربية السعودية, al-Mamlaka al-ʿarabīya as-saʿūdīya), es un país de Asia occidental, ubicado en la península arábiga —Oriente Próximo—, cuya forma de gobierno es la monarquía absoluta. Su capital y ciudad más poblada es Riad.
Limita con Jordania por el noroeste, con Irak por el noreste, con Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Catar y el golfo Pérsico por el este, con el mar Rojo por el oeste, y con Omán y Yemen por el sur, además de estar conectado con Baréin, a través de la calzada del Rey Fahd. El país posee 2 149 690 km² de superficie,[3] y contaba con una población de más de 29 millones de habitantes en 2012. Su preponderancia en la exportación mundial de petróleo la ha convertido en una de las veinte economías más grandes del planeta. Es también denominada como «la tierra de las mezquitas sagradas» en referencia a la Gran Mezquita en La Meca y la Mezquita del Profeta en Medina, los dos lugares más sagrados del islam, a los cuales les está estrictamente prohibido el acceso a los no musulmanes.
La Casa de Saúd dio lugar al primer Estado Saudita, el Emirato de Diriyah, que más tarde se derrumbó en la guerra otomano-wahabi entre 1811 y 1818 y el segundo Estado saudíta, el Emirato de Néyed, que duró de 1824 a 1891. La monarquía moderna fue fundada por Abdulaziz bin Saúd, quien realizó unas conquistas que iniciaron la unificación en 1902 con la toma de Riad, actual capital del país. El Estado saudita moderno comenzó en 1932 y el gobierno ha sido una monarquía absoluta y una teocracia desde sus comienzos, basada en una aplicación extremista de los principios del islam. Hoy en día representa una de las últimas seis monarquías absolutas del mundo. Se ha llamado al movimiento religioso wahabismo, dentro del sunismo, «el rasgo predominante de la cultura saudita».[13][14] El reino en su política interior sigue estrictamente los preceptos islámicos, con una de las más rigurosas interpretaciones de la sharia o ley islámica.
Se descubrió petróleo en 1938, convirtiendo a Arabia Saudita en uno de los mayores productores y exportadores del mundo, con unas reservas probadas solo superadas por las de Venezuela.[15] El reino es un país de ingresos altos con un alto índice de desarrollo humano,[16] y es el único país árabe que forma parte del Grupo de los 20.[17][18] Sin embargo, la economía de Arabia Saudita es la menos diversificada de las presentes en el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo.[19]
La mayor parte de los derechos humanos y libertades fundamentales están seriamente restringidos en el país. Por ejemplo, los actos homosexuales son condenados habitualmente con la muerte, hasta junio de 2018 las mujeres no podían conducir vehículos y el derecho al sufragio femenino no se reconoció hasta el año 2011. A pesar de los últimos avances, los más importantes grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian constantemente la falta de protección a los derechos humanos en el reino.[20]
En el plano internacional, a pesar de ser un país donde el islam se aplica rigurosamente, mantiene relaciones tensas con otros países musulmanes como Siria o Irán, entre otros. Además, la monarquía saudita es un aliado vital tanto militar como petrolero de la Unión Europea, Japón y, especialmente, Estados Unidos. En enero de 2016 rompió sus relaciones diplomáticas con Irán después de las protestas de ese país por la ejecución del clérigo chií Nimr Baqr al-Nimr.
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