Se llama arbusto a la planta leñosa perenne de cierto porte cuando, a diferencia de los árboles, no se yergue sobre un solo tronco o fuste, sino que se ramifica desde la misma base.[1] Los arbustos pueden tener varios metros de altura. Al bioma o ecosistema con predominio de arbustos se le denomina matorral.
Se las diferencia de los árboles por sus múltiples tallos y menor altura, inferior a 6-10 metros.[2][3]
Algunas definiciones establecen que un arbusto mide menos de 6 m (20 pies) y un árbol más de 6 m. Otros utilizan 10 m (33 pies) como punto límite para la clasificación.[4] Es posible que muchas especies de árboles no alcancen esta altura madura debido a que las condiciones de crecimiento no son ideales y, por lo tanto, se parecen a una planta del tamaño de un arbusto. Sin embargo, estas especies tienen el potencial de crecer más en condiciones de crecimiento ideales para esa planta. En términos de longevidad, la mayoría de los arbustos encajan en una clase entre plantas perennes y árboles; algunos pueden durar sólo unos cinco años incluso en buenas condiciones, otros, generalmente los más grandes y leñosos, pueden vivir hasta 70 años o más, pero en promedio duran entre 7 y 10 años.
No todas las plantas leñosas ramificadas desde la base deben ser llamadas arbustos; por ejemplo, los tomillos (Thymus) o los espliegos (Lavandula) son matas leñosas o, como se dice también, subarbustos. Términos como árbol, arbusto o mata describen biotipos en la lengua común y son más o menos equivalentes a otros técnicos; los equivalentes botánicos para este concepto se extienden entre los vocablos: caméfito, nanofanerófito y microfanerófito.
Es frecuente que especies que se presentan normalmente como arbustos crezcan como árboles, o donde las circunstancias ecológicas son distintas, como ocurre con la coscoja (Quercus coccifera) en el norte de África, o por un esfuerzo deliberado en el cultivo, como se ve a veces con la adelfa (Nerium oleander).
Los arbustivos o sufrútices llegan a desarrollar tejidos secundarios, pero solo en la región próxima a la base, manteniendo la parte superior de la planta siempre con tejidos jóvenes.
La mitad de las especies de arbustos de Europa están en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.[5]