La arquitectura (del latín architectūra, architectūrae, y este a su vez del griego antiguo ἀρχιτέκτων, architéctōn, ‘arquitecto’ o ‘constructor jefe’, compuesto de ἀρχός, archós ‘jefe’, ‘guía’, y τέκτων, téctōn, ‘constructor’) es el arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir,[1] modificando el hábitat humano, estudiando la estética, el buen uso y la función de los espacios, ya sean arquitectónicos, urbanos o de paisaje.[2]
La arquitectura nació en la prehistoria, durante el Neolítico, cuando diversos grupos humanos desarrollaron un estilo de vida sedentario basado en la agricultura. Este nuevo modo de vida conllevó al desarrollo de viviendas estables y recintos ceremoniales,[2] los cuales fueron evolucionando estéticamente a partir de elementos simbólicos presentes en el contexto sociocultural donde se desarrollaban en ese momento. Así surgieron, por ejemplo, los dolmenes y crómlechs en Europa, construidos con enormes bloques de piedra. A medida que las sociedades se hacían más complejas y extensas, surgieron los primeros núcleos urbanos cerrados, con viviendas agrupadas en torno a lugares sagrados. De esta forma nacieron las altas culturas de Oriente Medio: Mesopotamia y Egipto, que legaron numerosas obras arquitectónicas, de las que destacan, por ejemplo, los sistemas de irrigación, los zigurats, los templos y las pirámides.[3]
La arquitectura urbana antigua estaba preocupada por la construcción de estructuras religiosas y edificios que simbolizaran el poder político de los gobernantes. Fueron los antiguos griegos y romanos quienes perfeccionaron la arquitectura, sentando las bases de la arquitectura clásica y convirtiéndola en punto de referencia para los siglos venideros. Durante esta etapa se desarrollaron los arcos y columnas estilizadas, se trabajaron la piedra caliza y el mármol, los sistemas de irrigación y acueductos, ciudades saneadas y se dio origen al concreto. Como ejemplos del alto grado de desarrollo arquitectónico durante aquella época, se tienen al Partenón de Atenas y al Coliseo romano.[4] La arquitectura india y china influyó en formas en toda Asia y la arquitectura budista en particular adoptó diversos sabores locales. Durante la Edad Media europea, surgieron estilos paneuropeos de catedrales y abadías románicas y góticas, mientras que el Renacimiento favoreció las formas clásicas implementadas por arquitectos conocidos por su nombre. Más tarde, los roles de arquitectos e ingenieros se separaron. La arquitectura moderna comenzó después de la Primera Guerra Mundial como un movimiento de vanguardia que buscaba desarrollar un estilo completamente nuevo apropiado para un nuevo orden social y económico de posguerra enfocado en satisfacer las necesidades de las clases media y trabajadora. Se hizo hincapié en las técnicas modernas, los materiales y las formas geométricas simplificadas, allanando el camino para las superestructuras de gran altura. Muchos arquitectos se desilusionaron con el modernismo que percibieron como ahistórico y antiestético, y se desarrolló la arquitectura posmoderna y contemporánea.