La avaricia (del latín, avaritia) es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlos para uno mismo,[1] mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal. Se le aplica el término a un deseo excesivo por la búsqueda de riquezas, estatus y poder. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas,[2] sin necesidad de querer atesorarlas. La codicia (o a veces la avaricia) se considera un pecado capital. Por otro lado, la tacañería es la condición de una persona poco dispuesta a gastar dinero, e incluso renuncia a tener comodidades básicas.