El baldaquino (italianismo para baldacchino, proveniente a su vez de Baldac, nombre con que se conocía en la Edad Media a la ciudad de Bagdad)[1] es una especie de templete formado por cuatro columnas que sostienen una cúpula o dosel plano, destinado a cobijar el altar cuando tiene posición aislada. De sus columnas y arquitrabes pendían en la Edad Media cortinas preciosas, que siempre ocultaban por completo de la vista del pueblo el altar y los celebrantes, práctica seguida en las iglesias de Oriente por medio del iconóstasis, cuyas puertas se cierran en el acto más solemne de la celebración.