La toma de Louisbourg fue una importante batalla (1758) de la guerra franco-india (como se conoció a la Guerra de los Siete Años en Norteamérica). La victoria británica significió el principio del fin del dominio francés en Norteamérica, que terminó con la caída de Quebec al año siguiente. Los ingleses se habían percatado de que, con Louisbourg bajo control francés, la flota inglesa no podía remontar el río San Lorenzo para atacar Quebec. Ya en 1757 Lord Loudon había liderado un ataque, que falló debido al despliegue naval francés. Sin embargo, el primer ministro William Pitt decidió un nuevo intento con nuevos comandantes.
La misión fue asignada al general Jeffrey Amherst. Acompañando a Amherst fueron Charles Lawrence, James Wolfe y Edward Whitmore. El mando naval se le concedió a Edward Boscawen. El ingeniero en jefe fue John Henry Bastide, que ya había participado en el primer asedio de Louisburg en 1745 y en otros asedios que habían acabado en éxito británico.