Un brezal es una comunidad arbustiva, de una altura media, en la que los brezos (Erica ssp), como el brezo colorado, el brezo blanco, la quirola y la brecina tienen una relevancia notable. Se da la circunstancia de ser especies que pueden sobrevivir a perturbaciones severas, como el fuego o la roza, ya que rebrotan a partir de yemas situadas en órganos subterráneos o cepas. El hecho de soportar el fuego les da una enorme ventaja sobre otro tipo de vegetación que tiene que florecer y germinar. Naturalmente sucumben si los fuegos son muy reiterativos, entre otros factores, por el empobrecimiento de la tierra.
Se acompañan también de otros arbustos que pueden tener buena representación como algunas jaras (Cistus ssp), como la jara del ládano, la jara macho y la carpaza. Suelen ser resultado de una degradación importante de alcornocales y además de los arbustos que aparecen en los madroñales se acompañan también de carquesas, alacayuelas, tojo europeo, labiérnago y Polygala microphylla, entre otras.
El brezal mediterráneo constituye un tipo de vegetación singular y de gran importancia por sus endemismos en toda la cuenca mediterránea.
En el suroeste de la península ibérica pueden distinguirse dos tipo de brezal: los brezales altos y los bajos o nanobrezales. En los brezales altos la especie dominante es Erica australis, un brezo de flor rosada o fresa, que puede alcanzar hasta 3 m de altura, a veces acompañado de Erica arborea, un brezo de flor blanca que puede llegar también a esa altura. Esas dos especies de brezo suelen estar acompañadas por la jara cervuna (Cistus populifolius), el escobón (Cytisus striatus), la aulaga morisca (Genista triacanthos), la brecina (Calluna vulgaris) o la carquesa (Pterospartum tridentatum).
Los brezales bajos, que ocupan en muchos casos posiciones circundantes a los brezales altos, están dominados por la presencia de un brezo de escaso porte, la mogariza (Erica umbellata), que en la mayoría de los casos se acompaña de la alcayuela (Halimium ocymoides) y con frecuencia también de la carquesa (Pterospartum tridentatum). Estos nanobrezales se encuentran fundamentalmente en suelos muy degradados.
En el Andévalo hay un brezo endémico de la faja pirítica, Erica andevalensis, que forma brezales monoespecíficos en lo que a especies leñosas se refiere, fundamentalmente en escombreras de minas y bordes de cursos de agua ácida debido al hecho de su tolerancia a los metales pesados, circunstancia que no comparten el resto de las especies y en estas condiciones solo está acompañada ocasionalmente por algunas plantas herbáceas.[1]