Coma | ||
---|---|---|
Especialidad |
neurología medicina intensiva | |
En medicina, el coma (del griego κῶμα [kôma], que significa «sueño profundo») es un estado grave de pérdida de consciencia,[1] que puede resultar de una gran variedad de condiciones incluyendo las intoxicaciones (drogas, alcohol o tóxicos), paro cardiorrespiratorio, anomalías metabólicas (hipoglucemia, hiperglucemias), enfermedades del sistema nervioso central, ACV, traumatismo cráneo-encefálico, convulsiones e hipoxia. Las causas metabólicas son las más frecuentes.
El coma es por tanto un síndrome. En la Clasificación internacional de trastornos de la salud (ICD-10) se le asigna la letra R (síntomas y diagnósticos). El coma es una expresión de un fuerte trastorno de las funciones cerebrales y por tanto con peligro de muerte. El desarrollo (pronóstico) del paciente comatoso es dependiente de las enfermedades subyacentes y de la asistencia médica.
Clínicamente, el coma puede definirse como la incapacidad constante para seguir una orden de un solo paso.[2][3] También puede definirse como una puntuación ≤ 8 en la Escala de coma de Glasgow (ECG) que dura ≥ 6 horas.[4] Para que un paciente mantenga la consciencia, deben mantenerse los componentes de vigilia y consciencia. La vigilia describe el grado cuantitativo del Estado de conciencia, mientras que la conciencia se refiere a los aspectos cualitativos de las funciones mediadas por el córtex, incluyendo capacidades cognitivas como la atención, la percepción sensorial, la memoria explícita, el lenguaje, la ejecución de tareas, la orientación temporal y espacial y el juicio de realidad.[5] Desde una perspectiva neurológica, la conciencia se mantiene mediante la activación de la corteza cerebral-la materia gris que forma la capa externa del cerebro-y por el sistema activador reticular (SRA), una estructura situada dentro del tronco encefálico.[6]