Un convento (del latín conventus, ‘congregación’) es el establecimiento religioso ocupado por una comunidad compuesta por clérigos regulares, sean hombres o mujeres.[1][2] En el contexto de la religión católica, se denomina así el conjunto formado por el edificio donde viven congregaciones y el conjunto de frailes o monjas de las distintas órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos, carmelitas, agustinos) que lo ocupan.[3] Se desarrollaron a partir del siglo xiii, época de consolidación de las ciudades, de las universidades y de las órdenes mendicantes.
La Real Academia Española anota que puede usarse como sinónimo de monasterio,[4] y puede asociarse al contexto físico, como edificio, de otros términos relacionados como abadía, cenobio, convento, monasterio, priorato, e incluso clausura/claustro, colegiata e internado religioso.[3] Pero ha de señalarse que no son términos estrictamente sinónimos, ya que, mientras que los miembros de un convento (sus frailes) llevan una vida mixta entre la contemplación y el apostolado activo ("viviendo en el mundo", involucrados en la caridad, la enseñanza y el proselitismo), los habitantes de un monasterio (que no son frailes, sino monjes, estrictamente hablando) profesan una vida puramente contemplativa, haciéndose la distinción entre las órdenes mendicantes que ocupan los conventos, y las órdenes propiamente monásticas. Fruto de esta motivación diferenciada, los monasterios suelen hallarse en entornos apartados y rurales, mientras que los conventos son más propios de un contexto urbano.