Se llama cuero (del latín corium, «piel de los animales») a la piel animal tratada mediante curtido.[1][2] Proviene de una capa de tejido que recubre a los animales y que tiene propiedades de resistencia y flexibilidad apropiadas para su posterior manipulación. La capa de piel es separada del cuerpo de los animales, se elimina el pelo o la lana, salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura pilosa en el resultado final, y posteriormente es sometida a un proceso de curtido. El cuero se emplea como material primario para otras elaboraciones. Los cueros más comunes provienen de ganado vacuno, ovejas, cabras, equinos, búfalos, cerdos y animales acuáticos como focas y caimanes.[3][4]
El arte de elaborar el cuero para la consecución de productos manufacturados es denominado «marroquinería», palabra que proviene del «marroquí», un tipo de cuero lustroso, delgado y caro.[5][6] El cuero se puede usar para hacer una variedad de artículos, como ropa, calzado, bolsos, muebles, herramientas y equipos deportivos, y dura décadas. La fabricación de cuero se ha practicado durante más de 7000 años y los principales productores de cuero en la actualidad son China e India.[3][4][7]
Los grupos de derechos de los animales afirman que la fabricación comercial moderna de cuero y el consumo de sus productos están matando animales de manera poco ética.[8] Según el informe evaluación del ciclo de vida (LCA) de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, el 99 % de los cueros y pieles en bruto utilizados en la producción de cuero provienen de animales criados para carne y/o o la producción de lácteos.[9]
Los críticos de las curtidurías afirman que se involucran en prácticas insostenibles que presentan riesgos para la salud de las personas y el medio ambiente cercano.[10] Las etapas de procesamiento de las curtidurías utilizan miles de litros de agua para un cuero o piel animal y liberan desechos líquidos tóxicos al medio ambiente que pueden causar el agotamiento del suelo y problemas de salud relacionados con la piel humana, el sistema respiratorio y más. Sin embargo, se han logrado avances en la cantidad y el tratamiento del agua utilizada por las curtidurías para reducir el impacto.[11]