Eclipse del darwinismo

«El eclipse del darwinismo» —en inglés The eclipse of Darwinism— fue una frase utilizada por Julian Huxley para describir la situación previa a la síntesis evolutiva moderna en que la evolución fue ampliamente aceptada en los círculos científicos, pero relativamente pocos biólogos creían que la selección natural era el mecanismo principal.[1][2]​ Los historiadores de la ciencia como Peter J. Bowler la utilizaron como etiqueta para el periodo dentro de la historia del pensamiento evolutivo desde la década de 1880 a través del primeras décadas del siglo XX, cuando se desarrolló y exploró una serie de alternativas a la selección natural, porque muchos biólogos consideraban que la selección natural era una suposición errónea por parte de Charles Darwin, y otros sentían que tenía una importancia relativamente menor.[3][4]​ Se ha propuesto el término alternativo «la interfase del darwinismo» para evitar la implicación incorrecta de que el supuesto eclipse fue precedido por una vigorosa investigación darwiniana.[5]

Había cuatro principales alternativas a la selección natural en el siglo XIX. La evolución teísta es la creencia de que la evolución está guiada directamente por Dios. La idea de que la evolución se debió a la herencia de características adquiridas durante la vida del organismo se llama neolamarckismo. Ortogénesis fue la creencia de que los organismos se vieron afectados por fuerzas internas o leyes de desarrollo que impulsaron la evolución en determinadas direcciones. Finalmente, el saltacionismo era la idea de que la evolución era en gran parte el producto de mutaciones que crearon grandes nuevas especies en un solo paso.

La evolución teísta desapareció en gran parte de la literatura científica a finales del siglo XIX porque recurrir directamente a causas sobrenaturales llegó a ser visto como poco científico. Las otras alternativas tenían seguidores significativos hasta bien entrado el siglo XX. No fue hasta que los avances en genética los hicieron parecer cada vez más insostenibles, y el desarrollo de la genética de poblaciones y de la síntesis evolutiva moderna demostraron el poder explicativo de la selección natural, que se abandonaron en gran medida. Ernst Mayr escribió en una fecha tan tardía como 1930 que la mayoría de los libros de texto seguían poniendo énfasis en este tipo de mecanismos no darwinianos.[6]

  1. (Huxley, 1942, pp. 22–28)
  2. (Bowler, 2003, pp. 196, 224)
  3. (Bowler, 1983)
  4. (Quammen, 2006, pp. 216–223)
  5. Largent, Mark A. (2009). «The So-Called Eclipse of Darwinism». Descended from Darwin: Insights into the History of Evolutionary Studies, 1900–1970 (American Philosophical Society). Archivado desde el original el 12 de agosto de 2017. Consultado el 4 de junio de 2015. 
  6. (Mayr y Provine, 1998, p. x)

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