Enrique IV de Francia

Enrique IV de Francia
Rey de Navarra y de Francia

Enrique IV por Frans Pourbus el Joven

Rey de Francia
2 de agosto de 1589-14 de mayo de 1610
(20 años, 9 meses y 12 días)
Predecesor Enrique III
Sucesor Luis XIII

Rey de Navarra
y Copríncipe de Andorra
9 de junio de 1572-14 de mayo de 1610
(37 años, 11 meses y 5 días)
Predecesor Juana III
Sucesor Luis XIII
Información personal
Nombre completo Henri de Bourbon
Otros títulos Duque de Borbón (1562-1589)
duque de Vendôme (1562-1589)
Coronación 27 de febrero de 1594 Chartres
Nacimiento 13 de diciembre de 1553
Pau, Bearne[1]
Fallecimiento 14 de mayo de 1610 (56 años)
París, Francia
Sepultura Basílica de Saint-Denis, Francia
Himno real Vive Henri IV (de facto)
Familia
Casa real Casa de Borbón
Padre Antonio de Borbón
Madre Juana III de Navarra
Consorte Margarita de Valois (1589-1599)
María de Médici (1600-1610)
Hijos Véase Matrimonio e hijos

Firma Firma de Enrique IV de Francia

Enrique de Borbón (en francés: Henri IV; Pau, 13 de diciembre de 1553-París, 14 de mayo de 1610) fue rey de Navarra[2]​ con el nombre de Enrique III entre 1572 y 1610 y rey de Francia como Enrique IV entre 1589 y 1610. Fue el primer monarca de Francia proveniente de la casa de Borbón, una rama cadete de la dinastía de los Capetos. De igual forma, fue copríncipe de Andorra entre 1572 y 1610. Enrique equilibró pragmáticamente los intereses de los partidos católico y protestante en Francia, así como entre los Estados europeos. Fue asesinado en 1610 por un fanático católico, y le sucedió su hijo Luis XIII.

Enrique fue bautizado en el catolicismo, pero su madre le educó en la fe protestante. A la muerte de su madre, heredó el trono de Navarra en 1572. Como hugonote (protestante), Enrique participó en las Guerras de religión francesas, escapando por poco de ser asesinado en la masacre del día de San Bartolomé. Posteriormente lideró las fuerzas protestantes contra el ejército real francés. Enrique heredó el trono de Francia en 1589 a la muerte de Enrique III. Enrique IV mantuvo inicialmente su fe protestante (el único rey francés en hacerlo) y tuvo que enfrentarse a la Liga Católica, que se negaba a aceptar a un monarca protestante. Tras cuatro años de estancamiento militar, Enrique se convirtió al catolicismo, afirmando según se dice que: «París bien vale una misa». Como político pragmático, promulgó el Edicto de Nantes (1598), que garantizaba libertades religiosas a los protestantes, con lo que puso fin de hecho a las Guerras de religión francesas.

Gobernante activo, Enrique trabajó para regularizar las finanzas del Estado, promover la agricultura, eliminar la corrupción y fomentar la educación. Dio inicio con éxito a las primeras colonizaciones francesas en América. Promovió el comercio y la industria, y dio prioridad a la construcción de carreteras, puentes y canales para facilitar la comunicación dentro de Francia y fortalecer la cohesión del país. Estos esfuerzos estimularon el crecimiento económico y mejoraron el nivel de vida.

Si bien el Edicto de Nantes trajo la paz religiosa a Francia, algunos católicos de línea dura así como algunos hugonotes seguían descontentos, lo que provocó brotes ocasionales de violencia y conspiraciones. Enrique IV también se enfrentó a la resistencia de ciertas facciones nobiliarias que se oponían a sus políticas de centralización, lo que provocó inestabilidad política.

Su principal éxito en política exterior fue la Paz de Vervins en 1598, que puso paz en el largo conflicto con España. Formó una alianza estratégica con Inglaterra. También forjó alianzas con estados protestantes, como la República Neerlandesa y varios estados alemanes, para contrarrestar a las potencias católicas. Sus políticas contribuyeron a la estabilidad y al protagonismo de Francia en los asuntos europeos.

A menudo es considerado por los franceses como el mejor monarca que ha gobernado su país, siempre intentando mejorar las condiciones de vida de sus súbditos. Se le atribuye la frase «Un pollo en las ollas de todos los campesinos, todos los domingos», que simplifica perfectamente su política de hacer feliz a su pueblo, no solo con poder y conquistas, sino también con paz y prosperidad. Es el referente de los monárquicos franceses, los cuales realizan cada año un homenaje frente a su estatua del Pont Neuf (Puente Nuevo) de París el aniversario de su entrada a la ciudad (22 de marzo).

Le fue dedicada la marcha «Vive Henri IV» («Viva Enrique IV»), que llegó a ser el himno de facto del reino y el de iure durante la Restauración, y es conocida aún hoy día por los franceses.

  1. El Bearne estaba bajo soberanía del rey de Navarra.
  2. Entiéndase Navarra o Reino de Navarra, en este contexto, como el territorio transpirenaico (Ultrapuertos) del Reino de Navarra desintegrado en 1530.

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