Estadista, también persona vinculada al Estado, distingue entre todos los responsables políticos de un país, a aquellos que dirigen el Estado y controlan en forma significativa al poder ejecutivo o al poder legislativo, junto al jefe de Estado (aun cuando ese cargo reúna pocas funciones concernientes más bien a representación y a imagen pública, como por ejemplo las que se encuentran implementadas en las monarquías constitucionales), así como junto al jefe de Gobierno y a sus ministros. También es conocido como hombre de Estado o mujer de Estado, según el caso.
El citado término también puede designar a personalidades políticas, aunque no se encarguen directamente de alguna función del Estado, pero reputados como con capacidad suficiente en caso de acceder al poder, y/o con suficientes contactos e influencias políticas (por ejemplo, presidentes o secretarios de partidos políticos que se encuentran en la oposición).
Este calificativo engloba o comprende asimismo a las personas que están por encima de las divisiones partidarias y de los sectores, en inquieta y creativa búsqueda del bien común y asumiendo plenamente sus propias responsabilidades. Evocando a Charles de Gaulle, René Rémond explica así sus cualidades más nobles:
Charles de Gaulle también osciló entre la aspiración a la unanimidad nacional y la obligación de ser el Jefe de una fracción enfrentada a otra. Solos, sin duda, los políticos que tienen talla de hombre de Estado, conocen por cierto esta ambivalencia. Pero para el político común todo es simple, pues él no se plantea tantos interrogantes. «Lui aussi a oscillé entre l'aspiration à l'unanimité nationale et l'obligation de devenir le chef d'une fraction contre une autre. Seuls, sans doute, les politiques qui ont l'étoffe d'un homme d'État connaissent ce partage. Au politicien tout est simple, et il ne se pose pas tant de question. » [1]