Una estrella circumpolar es una estrella que, vista desde una latitud dada en la Tierra, nunca se pone, es decir, nunca desaparece bajo el horizonte debido a su proximidad a uno de los polos celestes. Las estrellas circumpolares son, por lo tanto, visibles desde dicho lugar durante toda la noche, todas las noches del año y serían siempre visibles durante el día también si no fuera por el efecto del resplandor del Sol. Para un observador situado a +40° de latitud son circumpolares todas las estrellas que disten menos de 40° del polo norte; similarmente son circumpolares las estrellas entre -40° y el polo sur para un observador a -40° de latitud. Todas las estrellas circumpolares están dentro de un círculo circumpolar. Este fue, de hecho, el significado original del nombre del círculo polar ártico, antes de tener el significado geográfico actual. Este significa «Círculo de los Osos», por las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor, a partir del griego ρκτικός (arktikos), «cerca de la Osa», y este de άρκτος (Arktos) «oso». Los egipcios conocían las estrellas circumpolares a las que designaron como estrellas que no conocen la fatiga y también estrellas que no conocen la destrucción. A partir de tales observaciones, se identificaba a los cielos del norte con una región en la que no podía existir la muerte, el país donde se gozaba de una vida eterna y feliz. Las estrellas no circumpolares, el sol y los planetas describen solo parte de un círculo, cortando al horizonte en dos puntos: el orto y el ocaso.