El existencialismo es una corriente filosófica y, posteriormente, una vanguardia literaria[1] orientada alrededor de la propia existencia humana a través del análisis de la condición humana, la libertad, la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida. Sostiene que la existencia precede a la esencia y que la realidad es anterior al pensamiento y la voluntad a la inteligencia.[2][3] Plantea que el punto de partida del pensamiento filosófico debe ser el individuo y las experiencias subjetivas fenomenológicas, así como la angustia existencial que genera la aparente absurdidad del mundo. Sobre esta base, los existencialistas sostienen que la combinación del pensamiento moral y el pensamiento científico son insuficientes para entender la existencia humana, por lo tanto es necesario un conjunto adicional de categorías, gobernadas por la norma de autenticidad.[4][5][6] Una virtud primordial en el pensamiento existencialista es la autenticidad.[7] El existencialismo influiría en muchas disciplinas fuera de la filosofía, incluyendo la teología, el teatro, el arte, la literatura y la psicología.[8] Kierkegaard (fundador de esta corriente) y Nietzsche sentaron las bases de la filosofía existencialista.
No se trata de una escuela filosófica homogénea o unificada ni tampoco una sistematizada y sus seguidores se caracterizan principalmente por sus reacciones contra la filosofía tradicional. Se consideran tres tipos de «escuelas» filosóficas existencialistas:
En la literatura destacan el escritor realista Dostoyevski (considerado un precursor del movimiento), Hermann Hesse, Franz Kafka, Rainer Maria Rilke, Dino Buzzati, Thomas Mann, Cèline, Stanisław Lem, Albert Camus, la literatura del absurdo y Emil Cioran. En la literatura en lengua castellana destacaron Miguel de Unamuno (adherido al existencialismo cristiano), Juan Carlos Onetti y Ernesto Sabato con su novela El túnel, que fue admirada por Mann y Camus.
El existencialismo tuvo su origen en el siglo XIX y su desarrollo principal se prolongó aproximadamente hasta la segunda mitad del siglo XX