Una feria de muestras es un encuentro realizado en forma anual generalmente de una semana de duración en el que empresas o entidades de una misma actividad comercial exponen sus productos y servicios. Las ferias también se conocen como salones quedando reservado el término feria de muestras para designar exposiciones generalistas en que se muestran productos de diferentes industrias. Si las primeras están dirigidas al público profesional, las segundas se orientan al visitante profano.[1] Las ferias convocan a expositores de un mismo sector constituyendo un excelente punto de encuentro entre los fabricantes, sus proveedores y sus clientes. En ellas, las compañías presentan sus últimas novedades y realizan demostraciones de producto pues disponen del espacio, el tiempo suficiente para ello y un conjunto de potenciales clientes. El expositor que participa en una feria se beneficia en cuanto a que,[2] a) realiza un gran número de nuevos contactos profesionales en un breve espacio de tiempo y sin tener que desplazarse a diversas ciudades, b) trata con sus clientes en un ambiente distendido apropiado para la promoción de productos y las relaciones públicas, c) puede conocer con poco esfuerzo las novedades presentadas por sus competidores al ejercer también una función de visitante y d) introduce y ve la reacción de sus clientes ante nuevos productos o servicios.
Por su parte el visitante se beneficia en cuanto[3] a) visita en poco tiempo y sin tener que desplazarse a un buen número de proveedores (reales o potenciales) y b) puede apreciar el estado de la técnica en un sector que le concierne profesionalmente.
Es importante destacar, no obstante, que las ferias no están estrictamente destinadas a la venta de producto aunque, en ocasiones, sí se consiguen cerrar contratos en la misma. Su función es más bien la de establecer relaciones con los clientes y realizar nuevos contactos comerciales a los que se visitará con posterioridad.[3]
Con el desarrollo de la economía y la globalización de los mercados, el número de ferias ha incrementado ofreciendo un panorama ferial cada vez más extenso y diversificado. Así, encontramos ferias de sectores tan variados como: electrónica, logística, turismo, maquinaria, construcción,[4] etc. Los ayuntamientos promocionan la celebración de estos certámenes en recintos feriales de su propiedad (o pertenecientes a empresas mixtas) alentados por los ingresos que generan tanto de modo directo (estands y consumos dentro de la feria) como indirecto, ya que atraen a gran número de visitantes que realizan consumos en hostelería, transporte, ocio, etc.
El período ferial se aprovecha además, para la celebración de diversas actividades de interés para el sector tales como foros, conferencias, jornadas técnicas, catas de producto, desfiles, etc. Se desarrollan ferias en forma continua prácticamente en todos los mercados y normalmente atraen la presencia de empresas de todo el planeta. Por ejemplo: en Estados Unidos, a fines del siglo XX, se realizaban más de 10,000[5] ferias comerciales por año, y se han creado varios sitios en la red web para ayudar a los organizadores, participantes y especialistas en mercadeo para identificar los eventos más apropiados para cada tipo de producto o servicio.