Ferrofluido

Los ferrofluidos se componen de partículas ferromagnéticas suspendidas en un fluido portador, que comúnmente es un solvente orgánico o agua. Las nanopartículas (partículas microscópicas) ferromagnéticas están recubiertas de un surfactante (sustancias que influyen por medio de la tensión superficial; el término surfactante es un anglicismo, tomado de la palabra surfactant, que a su vez proviene de «Surface active agent») para impedir su aglomeración a causa de las fuerzas magnéticas y de van der Waals. Los ferrofluidos, a pesar de su nombre, no presentan ferromagnetismo, pues no retienen su magnetización en ausencia de un campo aplicado de manera externa. De hecho, los ferrofluidos muestran paramagnetismo y normalmente se identifican como "superparamagnéticos" por su gran susceptibilidad magnética. Un auténtico fluido ferromagnético es difícil de crear en la actualidad, requiriendo elevadas temperaturas y levitación electromagnética. [1]

  1. Primera observación de ferromagnetismo y dominios ferromagnéticos en un metal líquido

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