El fumador pasivo es toda aquella persona que ingiere de manera indirecta las sustancias tóxicas y cancerígenas provenientes de la combustión del tabaco, en particular aquellas propagadas por el humo. Numerosos estudios alertan de los peligros para la salud de este tipo de consumo pasivo han llevado a algunas autoridades a prohibir el consumo público de tabaco para proteger a las personas de los efectos del humo de los cigarrillos.
Los efectos en la salud por la exposición al humo del tabaco incluyen cáncer de pulmón, cáncer de los senos paranasales, infecciones de las vías respiratorias y enfermedades cardíacas.[1] En las mujeres embarazadas provoca bajo peso del recién nacido y entre los lactantes causa muerte súbita.[2]
No existe una cantidad sana de inhalación pasiva.[3] Los niños, las mujeres embarazadas, las personas mayores y las personas con problemas respiratorios o cardíacos e incluso los animales deben tener especial cuidado. La persona que no consume directamente las substancias del tabaco (fumador pasivo) le provoca más daño.[4]