Un gobierno limitado es aquel cuyas funciones y poderes ejercidos a través del Estado están limitados o restringidos por la ley, generalmente por medio de una constitución.[1][2][3][4] Estos poderes nunca pueden interferir con las libertades de cada individuo. Así pues, este gobierno quedaría limitado a las funciones de justicia, seguridad, defensa, y en algunos casos obras públicas.
El término es de uso más o menos reciente y se ha querido aplicar a las teorías políticas de la Ilustración, que dieron lugar al constitucionalismo liberal del siglo XIX. Estas incluyen, como ejes fundamentales, la separación de poderes y el sometimiento del Estado a una constitución.