Gregorio VII | ||
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Miniatura contenida en el Vita Gregorii VII | ||
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Papa de la Iglesia católica | ||
22 de abril de 1073-25 de mayo de 1085 | ||
Predecesor | Alejandro II | |
Sucesor | Víctor III | |
Información religiosa | ||
Ordenación sacerdotal | 22 de mayo de 1073 | |
Ordenación episcopal | 29 de junio de 1073 | |
Proclamación cardenalicia | 6 de marzo de 1059 por Nicolás II | |
Congregación | Orden de San Benito | |
Culto público | ||
Beatificación |
1584 por Gregorio XIII | |
Canonización |
1726 por Benedicto XIII | |
Festividad | 25 de mayo | |
Información personal | ||
Nombre | Hildebrando di Soana | |
Nacimiento |
c. 1020 Sovana, Sacro Imperio Romano Germánico | |
Fallecimiento |
25 de mayo de 1085 (65 años) Salerno, Ducado de Apulia y Calabria | |
Gregorio VII (en latín: Gregorius PP. VII), de nombre secular Hildebrando di Soana (Sovana, c. 1020-Salerno, 25 de mayo de 1085) fue el papa n.º 157 de la Iglesia católica y regente de los Estados Pontificios, entre 1073 y 1085. Es venerado como santo de la Iglesia católica.
Uno de los grandes papas reformadores, se le recuerda tal vez principalmente por el papel que desempeñó en la Querella de las investiduras, su disputa con el emperador Enrique IV para establecer la primacía de la autoridad papal, y la nueva ley canónica que gobernaba la elección del papa por parte del Colegio Cardenalicio. También estuvo al frente de desarrollos en la relaciones entre el emperador y el papado durante los años previos a su elección como papa. Fue el primer papa en introducir una política de celibato obligatorio para el clero, quienes hasta entonces estaban por lo general casados,[1][2][3]y atacó también la práctica de la simonía.
Durante los conflictos de poder entre el papado y el Imperio, Gregorio excomulgó a Enrique IV tres veces, y Enrique nombró al antipapa Clemente III para oponérsele. Si bien Gregorio ha sido alabado como una de los más grandes pontífices romanos cuando sus reformas resultaron exitosas, durante su propio reinado fue criticado por algunos por su uso autocrático de los poderes papales.[4]
En tiempos posteriores, Gregorio VII se convirtió en un ejemplar de supremacía papal, y su memoria fue invocada en términos positivos y negativos, reflejando la actitud de escritores posteriores hacia la Iglesia católica y el papado. El cardenal Beno de Santi Martino e Silvestro, quien se opuso a Gregorio durante la Querella de las investiduras, lo acusó de nigromancia, crueldad, tiranía y blasfemia. Estas acusaciones fuero adoptadas ávidamente por opositores posteriores a la Iglesia católica, como el protestante inglés John Foxe.[5]