Guerra franco-prusiana | ||||||
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Parte de la unificación de Alemania | ||||||
En la parte superior izquierda: la infantería prusiana durante la batalla de Spicheren; esquina superior derecha: soldados franceses participan en la batalla de Mars-la-Tour; esquina inferior izquierda: defensa de la posada Bourgerie en Bazeilles (batalla de Sedán);[1] y finalmente la capitulación francesa de Sedán. | ||||||
Fecha |
19 de julio de 1870-10 de mayo de 1871 (9 meses y 19 días) | |||||
Lugar | Francia y provincia del Rin | |||||
Resultado | Victoria prusiana. | |||||
Consecuencias |
Fin del Imperio francés e inicio de la Tercera República (4 de septiembre de 1870) Nacimiento del Imperio alemán (18 de enero de 1871) Tratado de Fráncfort (10 de mayo de 1871) Comuna de París (18 de marzo-28 de mayo de 1871) | |||||
Cambios territoriales | Alemania anexiona Alsacia-Lorena | |||||
Beligerantes | ||||||
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Comandantes | ||||||
Fuerzas en combate | ||||||
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Bajas | ||||||
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La guerra franco-prusiana (en alemán: Deutsch-Französischer Krieg; en francés: Guerre franco-allemande) fue un conflicto bélico que se libró entre el 19 de julio de 1870 y el 10 de mayo de 1871 entre el Segundo Imperio francés (y después de la caída del régimen, por la Tercera República Francesa) y el Reino de Prusia (y posteriormente, Imperio alemán), con el apoyo de la Confederación Alemana del Norte y los reinos aliados de Baden, Baviera y Wurtemberg. El conflicto marcó el estallido de la tensión entre las dos potencias, que se acrecentó tras el fracaso del proyecto de Napoleón III de anexar Luxemburgo aunque el intento de anexión se solucionó pacíficamente con el Tratado de Londres (1867), fue un suceso que causó el final de una relación relativamente equilibrada con la Prusia de Otto von Bismarck. La tensión se hizo mayor debido a la creciente influencia, no tolerada por Francia, ejercida por los Estados alemanes en el sur del río Meno, y la dirección de Prusia ejercida dentro de la Confederación Alemana del Norte (estado creado en 1867 tras la victoria de Prusia en la guerra austro-prusiana).
Francia movilizó su ejército el 15 de julio de 1870, lo que llevó a la Confederación del Norte de Alemania a responder con su propia movilización ese mismo día. El 16 de julio de 1870, el parlamento francés (Corps législatif) votó a favor de declarar la guerra a Prusia y Francia invadió territorio alemán el 2 de agosto. La coalición alemana movilizó sus tropas con mucha más eficacia que la francesa e invadió el noreste de Francia el 4 de agosto. Las fuerzas alemanas eran superiores en número, adiestramiento y liderazgo y hacían un uso más eficaz de la tecnología moderna, en particular del ferrocarril y la artillería.
Una serie de reñidas victorias prusianas y alemanas en el este de Francia, que culminaron con el sitio de Metz y la batalla de Sedán, dieron como resultado la captura del emperador francés Napoleón III y la derrota decisiva del ejército del Segundo Imperio. El 4 de septiembre se formó en París un Gobierno de Defensa Nacional que continuó la guerra durante otros cinco meses. Las fuerzas alemanas lucharon y derrotaron a nuevos ejércitos franceses en el norte de Francia, y después asediaron París durante más de cuatro meses antes de que cayera el 28 de enero de 1871, poniendo fin efectivo a la guerra. Terminó con la completa victoria de Prusia y sus aliados. En los últimos días de la guerra, con la victoria alemana casi asegurada, los estados alemanes proclamaron su unión como Imperio alemán bajo el rey prusiano Guillermo I y el canciller Bismarck. Con las notables excepciones de Austria y la Suiza alemana, la inmensa mayoría de germanoparlantes se unieron por primera vez bajo un Estado-nación. Tras un armisticio con Francia, el 10 de mayo de 1871 se firmó el Tratado de Fráncfort, por el que se concedían a Alemania miles de millones de francos en reparaciones de guerra, así como la mayor parte de Alsacia y partes de Lorena, que se convirtieron en el Territorio imperial de Alsacia y Lorena (Reichsland Elsaß-Lothringen).
La guerra franco-prusiana y la guerra de Crimea fueron los dos conflictos más importantes que se libraron en Europa después de las guerras napoleónicas y de forma previa a la Primera Guerra Mundial, y tuvo un impacto duradero en Europa. La consecuencia más importante fue la creación del Imperio alemán, el cual mantuvo un papel muy influyente en las relaciones políticas internacionales de las décadas siguientes. Al acelerar la unificación alemana, la guerra alteró significativamente el equilibrio de poder en el continente, y el nuevo Estado alemán reemplazó a Francia como potencia terrestre europea dominante. Bismarck mantuvo una gran autoridad en asuntos internacionales durante dos décadas, desarrollando una reputación de Realpolitik que elevó la estatura e influencia mundial de Alemania. La debacle francesa también trajo el fin del Segundo Imperio de Napoleón III y, con la caída de este, la subordinación temporal del papel de Francia en comparación con los otros poderes de las familias europeas. El fin de la segunda época imperial de Francia significó el inicio de la Tercera República francesa, el primer gobierno republicano duradero, que, en tamaño e influencia, se convirtió en el régimen republicano más importante entre los que entonces existían en el continente europeo. El resentimiento por el manejo de la guerra por parte del gobierno francés y sus consecuencias desencadenó la Comuna de París, un levantamiento revolucionario que tomó el poder y lo mantuvo durante dos meses antes de ser sangrientamente reprimido, acontecimiento que habría de influir en la política y directrices de la Tercera República.