En la mitología griega, Hefesto (en griego antiguo Ἥφαιστος [Hêphaistos], en neogriego Ήφαιστος [Ífestos], en latín Hephaestus, quizá de φαίνω phainô, ‘brillar’) es el dios de la forja y del fuego, así como de los herreros, los artesanos, los escultores, los metales y la metalurgia. Era adorado en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia, especialmente en Atenas. Su equivalente aproximado en la mitología romana era Vulcano, en la japonesa Kagutsuchi, en la egipcia Ptah y en la hindú Agni.
«Canta, musa de voz clara, a Hefesto, célebre por su talento, el que, con Atenea la de ojos de lechuza, enseñó espléndidos oficios a los hombres sobre la tierra, hombres que antes habitaban en grutas en los montes como fieras. Ahora, instruidos en los oficios por Hefesto, célebre por su destreza, pasan cómodamente la vida, hasta el día que cumple el año, en sus propias moradas».[1]
Mientras que los demás dioses olímpicos son perfectos, Hefesto tiene la particularidad de sufrir una discapacidad física y realizar trabajo manual. La versión popular del mito dice que Hera lo tiró al mar desde el Olimpo para ocultarlo cuando nació con cojera. Tanto es así, que caminaba con la ayuda de un bastón o ayudándose de sus autómatas. En algunas vasijas pintadas, sus pies aparecen a veces al revés. En el arte, se le representa cojo, sudoroso, con la barba desaliñada y el pecho descubierto, inclinado sobre su yunque, a menudo trabajando en su fragua.
Una interpretación del por qué a Hefesto se le dio esta apariencia es la arsenicosis, es decir, envenenamiento crónico por arsénico que provoca cojera y cáncer de piel. El arsénico se añadía al bronce para endurecerlo y la mayoría de los herreros de la Edad de Bronce habrían padecido esta enfermedad.