Un heroon (del griego ἡρῷον, romanizado: hērôion, plural, ἡρῷα heroa), también denominado heroum, era un santuario dedicado por los antiguos griegos y romanos (y en ciertos casos por otros pueblos como los iberos) como lugar de culto o conmemoración de un héroe, erigido frecuentemente sobre su supuesta tumba o cenotafio.
El culto a los héroes era una práctica muy extendida entre dichos pueblos. El héroe tenía un papel central en la vida de la polis, dando a la ciudad un referente para su identidad.
El culto habitualmente se centraba alrededor del heroon, en el cual se creía reposaban los restos del héroe (reliquias). Se le hacían ofrendas, comidas y se hacía consideración de que el héroe aún estaba vivo y compartía esas ofrendas. La "posesión" de un héroe por una determinada ciudad era visto como algo fundamental para el buen devenir de ésta. Esta superstición llevó a algunas ciudades griegas a enfrentamientos por el control de restos considerados heroicos.
Según la leyenda, Cimón de Atenas habría vengado la muerte del héroe Teseo en el 469 a. C., cuando encontró los huesos que, supuestamente, pertenecieron al héroe y regresó con ellos, en triunfo, a Atenas. Del mismo modo, Heródoto registra en sus Historias que los espartanos asaltaron el heroon de la ciudad de Tegea para robar los huesos de Orestes. Esto fue considerado como un cambio en la lealtad del héroe, que pasó de Tegea a Esparta, asegurando que los espartanos podrían derrotar a los tegeatas como fue predicho por el Oráculo de Delfos.[1]
Dionisio de Halicarnaso escribió que en Lavinium había un heroon en relación con el héroe Eneas:
"Y los latinos le levantaron un heroon con la inscripción: Al padre y dios de este lugar, que preside la corriente del río Númico. Pero hay algunos que sostienen que el heroon fue levantado por Eneas en honor a Anquises. Es un túmulo pequeño en derredor del cual se han plantado unas filas de árboles dignos de ver"Dionisio. I, 64
Como bien relata el griego Dioniso de Halicarnaso durante época romana, estos monumentos perduran durante todo el Período Clásico. Los romanos siguieron con el legado de los griegos en su construcción.
El heroon de Alcaeus, el fundador de Eleuterion, se correspondía con las estructuras que se realizaban en la época, hacia el 500 a. C. Constaba de un túmulo de tierra delimitado por una hilera de piedras y en su interior se encontraba la cámara funeraria, de planta cuadrada, construida mediante bloques de piedra regularmente tallados. El techo era a dos aguas, con losas de piedra. En realidad la tumba era un cenotafio y no contenía ningún cuerpo.
La única manera de conocer mejor la planificación arquitectónica antigua es convertir las dimensiones métricas en la unidad de pie del arquitecto, que debe calcularse con base en las medidas dentro del edificio. En el caso del 'heroon', un edificio monumental único para su época, este análisis resulta gratificante. Cuando probamos una longitud de pie de 30 cm, la repartición se vuelve clara. El ancho (medida interior treinta pies) consta de dos naves iguales de quince pies. Este vano determinó el largo interior de ciento cincuenta pies. Este largo se dividió en una sala principal de setenta y cinco pies, y la mitad restante se dividió en un vestíbulo, las salas norte y sur y la sala del ábside, con treinta pies. A estas dimensiones interiores longitudinales se les añadió un porche de 8 pies, una pared trasera y una columnata, un total de 166 pies. Al ancho interior se agregaron dos muros largos y la columnata: un total de cuarenta y seis pies. Reducido a estas medidas de pies, el 'heroon' nos aparece como una construcción simple, en la que el vano de quince pies parece ser la unidad de planificación de la planta