El hipocausto (en latín hypocaustum, del griego ὑπόκαυστον, de ὑπό-, "debajo", y καυστόν, "quemado") es un sistema de calefacción de un edificio, que produce y hace circular aire caliente por debajo del suelo, pudiendo calentar las paredes con una serie de tuberías por las que pasa ese mismo aire caliente. Este aire también puede calentar los pisos superiores.[1]
La más antigua referencia conocida a este sistema sugiere que el templo de Éfeso en 350 a. C. se calentaba de esta manera,[2] aunque Vitruvio atribuye su invención al ingeniero romano Cayo Sergio Orata en c. 80 a. C.[3] Su invención y perfeccionamiento mejoró la higiene y las condiciones de vida de los ciudadanos y fue un precursor de la calefacción central moderna.
Fue utilizado sobre todo en las termas del Imperio romano. Los vestigios arqueológicos más antiguos se han hallado en las Termas Stabianas de Pompeya de finales del siglo II a. C. y en los baños griegos de Olimpia fechados en el siglo I a. C.[4] En los siglos siguientes se perfeccionó el sistema con su utilización en el caldarium (sala caliente) de las termas y también en las villae y casas urbanas particulares más ricas.