La historia de Chile se divide generalmente en doce periodos que abarcan desde el comienzo del poblamiento humano del territorio actual de Chile, hasta la actualidad.[1]
El periodo prehispánico corresponde a la historia de las diferentes etnias amerindias presentes en el territorio, extendiéndose desde alrededor del año 14 800 a. C. hasta la llegada de los españoles. A partir de 1492, se iniciaron las exploraciones europeas en el continente americano. En 1520 Fernando de Magallanes y su expedición fueron los primeros europeos en llegar a Chile por el sur a través del estrecho que hoy lleva su nombre, y en 1536 Diego de Almagro comandó una expedición hasta el valle del Aconcagua y el norte del actual Chile.
El tercer periodo corresponde a la conquista hispana, que se extendió entre 1536 y 1598 con la guerra de Arauco, durante la cual los habitantes hispanos fueron atacados constantemente por los mapuche rebeldes. El período hispánico cubre algo más de dos siglos, entre 1598 y 1808, lapso marcado por el establecimiento de las instituciones reales.
El denominado periodo de la Independencia se desarrolló desde que Napoleón Bonaparte capturó al rey español de ese entonces Fernando VII en 1808 hasta la abdicación de Bernardo O'Higgins en 1823. Estuvo marcado por la guerra entre patriotas y realistas. La Patria Vieja, iniciada con un cabildo abierto el 18 de septiembre de 1810, llegó a su fin con la derrota patriota en la batalla de Rancagua en 1814, que dio inicio al periodo conocido como reconquista. Los patriotas sobrevivientes huyeron a la ciudad argentina de Mendoza, donde se aliaron con el gobernador independentista de la provincia, el general José de San Martín, y formaron el «Ejército Libertador de los Andes». La reconquista terminó en 1817 con la batalla de Chacabuco, en la cual el «ejército Libertador» derrotó al ejército realista. El triunfo militar definitivo se dio el año siguiente en la batalla de Maipú.
Entre 1831 y 1861, tuvo lugar el periodo de la república conservadora. Estuvo marcado por la puesta en vigor de la Constitución de 1833, establecida por Diego Portales, con un gobierno fuerte y centralizador. A pesar de algunos intentos de subversión, se mantuvo la estabilidad institucional y el país conoció la prosperidad económica.
El octavo periodo, conocido como la república liberal, que se extendió desde 1861 hasta 1891, estuvo caracterizado por una mayor estabilidad política y permitió una extensión del territorio hacia el sur y el norte.
A partir de la guerra civil de 1891, comenzó la república parlamentaria, que se prolongó hasta la promulgación de la Constitución de 1925. El Congreso nacional dominó la política y el presidente devino una figura prácticamente sin autoridad. El país se urbanizó y se crearon los primeros sindicatos.
La república presidencial marcó un cambio en las instituciones, con la Constitución de 1925, hasta el golpe de Estado de 1973. Tres partidos dominaron la política: los radicales, los demócrata cristianos y los socialistas. Numerosas empresas públicas fueron creadas en este periodo. Su final estuvo marcado por el triunfo de la izquierda y las ideas socialistas.
Luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que derrocó al presidente Salvador Allende, una dictadura militar ocupó el poder, con una junta de gobierno dirigida por el general Augusto Pinochet. Decenas de miles de opositores fueron arrestados, torturados o asesinados, incluso en el extranjero, mientras que otros fueron expulsados o condenados al exilio. Con la ayuda de los Chicago Boys, Pinochet llevó adelante una política económica liberal, y una nueva constitución fue adoptada en 1980.
Finalmente, la transición hacia la democracia es el período actual que comienza a partir de 1990, al asumir la presidencia Patricio Aylwin y prosigue con los gobiernos de la Concertación, los de Sebastián Piñera y el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Se caracteriza por un fuerte presidencialismo amparado por la constitución de 1980.