Los hospicios son establecimientos donde se acoge a personas desvalidas sin recursos y donde se les mantiene a costa de la beneficencia[1], sea pública o privada, las donaciones de algunos conciudadanos; en algunos casos las personas acogidas en el hospicio, realizan trabajos u oficios compatibles con su salud y disposición.
La idea de recoger pobres en hospicios parece que comienza a ponerse en práctica en el siglo XVII cuando la población y la miseria pública llegaron al colmo, pues el almirante en un voto que leyó en el Consejo de Estado de España en 1687, dijo:
Palabras con grafía similar, en otros idiomas, por ejemplo inglés hospice o alemán Hospiz, están relacionadas con lugares que proveen de bienestar físico y emocional para ancianos y enfermos terminales.