Juan I de Inglaterra

Juan I de Inglaterra

Efigie de su tumba en la catedral de Worcester.

Rey de Inglaterra
6 de abril de 1199-18/19 de octubre de 1216
Predecesor Ricardo I
Sucesor Enrique III
Información personal
Coronación 27 de mayo de 1199
Nacimiento 24 de diciembre de 1166
palacio de Beaumont, Oxford, Inglaterra
Fallecimiento 18/19 de octubre de 1216
(49 años)
castillo de Newark, Newark-on-Trent, Nottinghamshire, Inglaterra
Sepultura catedral de Worcester
Religión Católico
Familia
Casa real Plantagenet/Anjou[i]
Padre Enrique II de Inglaterra
Madre Leonor de Aquitania
Consorte Isabel de Gloucester (matr. 1189; anul. 1199)
Isabel de Angulema (matr. 1200; viu. 1216)
Hijos Enrique III de Inglaterra
Ricardo de Cornualles
Juana de Inglaterra
Isabel de Inglaterra
Leonor de Inglaterra

Juan (24 de diciembre de 1166-19 de octubre de 1216), también conocido como Juan sin Tierra (en anglonormando, Johan sans Terre; en inglés, John Lackland),[5]​ fue rey de Inglaterra desde 1199 hasta su muerte en 1216. Perdió el Ducado de Normandía y gran parte de Aquitania ante Felipe II de Francia, lo que resultó en el colapso de la mayor parte del llamado Imperio angevino y contribuyó al posterior crecimiento del poder de la dinastía de los Capetos durante el siglo XIII. La revuelta de los barones al final de su reinado condujo a la firma de la Carta Magna.

Siendo el más joven de los cinco hijos de Enrique II y Leonor de Aquitania, no se esperaba que heredara territorios significativos desde el principio. Sin embargo, después de la rebelión fallida de sus hermanos mayores entre 1173 y 1174, Juan se convirtió en el hijo favorito de Enrique II. Fue nombrado señor de Irlanda en 1177 y recibió tierras en Inglaterra y en el continente europeo. Sus hermanos mayores —Guillermo, Enrique y Godofredo— murieron jóvenes; cuando su hermano Ricardo fue coronado rey en 1189, Juan era el presunto heredero al trono. Intentó infructuosamente una rebelión contra los administradores reales de su hermano, mientras este participaba en la tercera cruzada. A pesar de esto, después de que Ricardo I muriera en 1199, fue proclamado rey de Inglaterra y en 1200llegó a un acuerdo con Felipe II para el reconocimiento de las posesiones inglesas en las tierras continentales angevinas mediante la Paz de Le Goulet.

Cuando estalló nuevamente la guerra con Francia en 1202, Juan logró victorias al inicio, pero la escasez de recursos militares y el trato dado a los nobles normandos, bretones y angevinos provocaron el colapso del imperio en el norte de Francia en 1204. Durante gran parte de la siguiente década el rey trató de recuperar estas tierras, aumentó las rentas de la Corona, reformó su ejército y reconstruyó alianzas continentales con enemigos de los franceses. Sus reformas judiciales tuvieron un impacto duradero en el sistema del commonlaw anglosajón, además de proporcionar una fuente adicional de ingresos. Un pleito con el papa Inocencio III condujo a la excomunión del rey inglés en 1209, una disputa finalmente resuelta por el propio Juan en 1213. En 1214, Felipe II derrotó al rey inglés y sus aliados en la batalla de Bouvines. A su regreso, muchos barones ingleses se sublevaron, descontentos con su política fiscal y su trato a la nobleza más poderosa de Inglaterra. Aunque tanto Juan como los barones acordaron la paz con la Carta Magna de 1215, ninguna de las partes cumplió con las condiciones. La guerra civil estalló poco después, con los barones ayudados por Luis VIII de Francia. Pronto el conflicto llegó a un punto muerto. A fines de 1216 Juan murió de disentería, contraída en una campaña en el este de Inglaterra. Su muerte apaciguó las tensiones entre los partidarios reales, lo que permitió a los partidarios de su hijo Enrique III continuar la guerra con nuevo impulso y vencer a los barones rebeldes y a Luis VIII al año siguiente.

Los cronistas contemporáneos fueron en su mayoría críticos con la actuación de Juan como rey, tanto que su reinado ha sido desde entonces objeto de importantes debates y revisiones por parte de los historiadores desde el siglo XVI en adelante. El historiador Jim Bradbury resumió la opinión histórica actual de las cualidades positivas de Juan y observó que ahora es considerado un «administrador diligente, un hombre hábil y un general capaz».[6]​ No obstante, los historiadores modernos coinciden en que también tuvo muchos defectos como monarca; así, el historiador Ralph Turner calificó como «rasgos desagradables, incluso peligrosos de su personalidad» la mezquindad, el rencor y la crueldad.[7]​ Estas cualidades negativas sirvieron de inspiración para los escritores de ficción en la época victoriana y, por esto, Juan sigue siendo un personaje recurrente de la cultura popular occidental, principalmente como villano en películas e historias relacionadas con las leyendas de Robin Hood.

  1. Blockmans, Wim; Hoppenbrouwers, Mark (2014). Introduction to Medieval Europe, 300–1500 (en inglés) (Segunda edición). Abingdon: Routledge. p. 173. ISBN 978-1-317-93425-7. OCLC 870272594. 
  2. Gillingham, John (2007). «Doing homage to the King of France». En Harper-Bill, Christopher; Vincent, Nicholas, eds. Henry II: new interpretations (en inglés). Woodbridge: Boydell Press. pp. 15-23. ISBN 978-1-843-83340-6. OCLC 1039589855. 
  3. Power, Daniel (2007). «Henry, Duke of the Normans (1149/50–1189)». En Harper-Bill, Christopher; Vincent, Nicholas, eds. Henry II: new interpretations (en inglés). Woodbridge: Boydell Press. pp. 85-86. ISBN 978-1-843-83340-6. OCLC 1039589855. 
  4. Warren, 1991, pp. 228-229.
  5. Norgate, 1902, pp. 1-2.
  6. Bradbury, 2007, p. 353.
  7. Turner, 2009, p. 23.


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