El lesbianismo hace referencia a la homosexualidad femenina, es decir, a las mujeres que experimentan amor romántico o atracción sexual por otras mujeres. La palabra lesbiana (de lesbio ‘natural de Lesbos’, por alusión a Safo)[1] se utiliza para hacer referencia a una mujer homosexual que siente atracción sexual, física, emocional y sentimental únicamente hacia las mujeres.
Asimismo, en determinados contextos y épocas, se utilizan también el término culto safismo[2] y el poético tribadismo[3] para referirse a la homosexualidad femenina, cuyos respectivos adjetivos sáfico, -ca y tribada/tríbada[4] se refieren a las lesbianas o al lesbianismo.
A finales del siglo XIX los sexólogos publicaron sus observaciones sobre el deseo y la conducta hacia personas del mismo sexo y distinguieron a las lesbianas en la cultura occidental como una entidad distintiva. Desde entonces los historiadores han reexaminado las relaciones entre las mujeres y cuestionan qué es lo que hace que una mujer o una relación pueda calificarse de lesbiana. El resultado de este debate ha introducido tres componentes a la hora de identificar a las lesbianas: conducta sexual, deseo sexual e identidad sexual.
El sexo de las mujeres a lo largo de la historia ha sido en su mayor parte construida por los roles de género, los cuales han limitado el reconocimiento del lesbianismo como posibilidad o expresión válida de sexualidad. Los primeros sexólogos basaron sus caracterizaciones de las lesbianas en sus creencias de que las mujeres que desafiaban sus estrictamente definidos roles de género estaban mentalmente enfermas. Desde entonces, muchas lesbianas han reaccionado a su designación como marginadas inmorales mediante la construcción de una subcultura basada en la rebelión contra los roles de género. El lesbianismo ha estado en ocasiones de moda a lo largo de la historia, lo que afecta a cómo las lesbianas son percibidas por los demás, y cómo se perciben a sí mismas. Algunas mujeres que realizan conductas homosexuales pueden rechazar la identidad lésbica por completo, y rehusar definirse a sí mismas como lesbianas o bisexuales.
Las diferentes maneras en las que las lesbianas han sido representadas en los medios de comunicación sugiere que la sociedad occidental en su conjunto se ha sentido simultáneamente intrigada y amenazada por las mujeres que desafían los roles de género femeninos, y fascinada y asombrada por las relaciones románticas entre mujeres. Sin embargo, las mujeres que adoptan la identidad lésbica comparten experiencias que conforman un panorama similar al de la identidad étnica: como homosexuales, están unidas por la discriminación y el rechazo potenciales que sufren por parte de sus familias, amistades y otros. Como mujeres, tienen preocupaciones distintas a las de los varones. Las condiciones políticas y las actitudes sociales también continúan afectando la formación de relaciones y familias lésbicas.