Con la expresión «libro sagrado» o «sagrada escritura», en singular o plural, se hace referencia tanto a la forma de escritura (entendible como una particular técnica de escribir ―especialmente la jeroglífica, que etimológicamente significa eso, ya que proviene del griego hierós (‘sagrado’) y glyphós (‘escrito‘)― o bien como un particular género literario como a cada uno de los libros sagrados. En la mayor parte de la bibliografía se utiliza esa expresión particularmente para designar a la Biblia (el conjunto de libros o textos sagrados del cristianismo).
Los libros sagrados tienen diferentes formas de presentación (rollo, códice, un único libro, varios tomos, recopilación), antigüedad y grado de santidad atribuido por los creyentes de sus religiones. Muchas de tales escrituras existieron originalmente como mitos de tradición oral memorizados y transmitidos de generación en generación antes de ser escritas y pasar a ser escritura, lo que aumentó significativamente su prestigio. En casi todas las religiones persisten distintas formas de recitado o de cantar todo o parte de los libros sagrados, en voz alta o mentalmente, como forma de oración o en distintos rituales.
En las religiones monoteístas (denominadas también religiones abrahámicas o religiones del libro), el Tanaj es el texto sagrado del judaísmo; la Biblia (compuesta por el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento) es el del cristianismo; y el Corán es el del islamismo. Entre las religiones orientales, las escrituras sagradas del hinduismo son los cuatro Vedas y los Upanishad, entre otros.
Aunque las civilizaciones antiguas copiaban textos a mano desde sus inicios (Libro de los Muertos del antiguo Egipto, por ejemplo), la primera escritura impresa para distribución masiva fue el Sutra del diamante en el año 868 (Cánones del budismo); mientras que la Biblia de Gutenberg lo fue en 1455.