Lolicon (ロリコン Rorikon?), también romanizado como lolikon,[1] es el equivalente (contracción a partir del idioma japonés) de la frase Lolita complex ('complejo de Lolita'). En Japón, el término describe una persona con preferencia sexual por chicas jóvenes que no suelen ser mayores de edad o mujeres adultas con aspecto infantil. También es usado al referirse al género de manga y anime lolicon, donde personajes femeninos de apariencia infantil llamadas lolis son representadas de manera kawaii y erótica, en un estilo artístico similar al del manga shōjo.[2] Fuera de Japón, "lolicon" tiene un uso menos común y usualmente se refiere al género.
La frase "Lolita complex" es una referencia al libro Lolita de Vladimir Nabokov pero en Japón más asociada con The Lolita Complex de Russell Trainer (1966). En japonés, la frase se adoptó para describir sentimientos predominantes de amor y lujuria hacia niñas y adolescentes, en lugar de hacia mujeres adultas.[3] Fue utilizada por primera vez en Japón en la década de 1970 y su uso se expandió rápidamente para describir dibujos o ilustraciones eróticas de niñas plasmados en cómics amateur o dōjinshi. En la década de 1980, el manga lolicon comenzó a distribuirse ampliamente en revistas de antología de manga pornográfico.[4] El auge del género está estrechamente vinculado con el desarrollo de la cultura otaku,[5] en especial a principios de la década de 1980 durante la "explosión de lolicon" en el ámbito del manga para adultos, donde el término se adoptó en la naciente cultura otaku para denotar la atracción hacia los primeros personajes bishōjo (chicas lindas). Más adelante, y a medida que los diseños de bishōjo se volvieron más variados, el significado de lolicon se acotó hasta referirse solo a los personajes de aspecto más joven.
En 1989, tras descubrirse que un asesino en serie, nombrado como «el Asesino Otaku», era aficionado del lolicon, el género y sus fanáticos recibieron sospechas y acusaciones por parte de la sociedad japonesa.[6] Algunos críticos del género lolicon afirman que fomenta el abuso sexual infantil, mientras que otros expresan que no hay evidencia para esta afirmación.[7][8] La mayoría de los críticos culturales lo enfatizan como algo distinto de la atracción hacia chicas jóvenes o niñas reales.[9] Existen estudios que indican que la atracción al lolicon se basa en una estética o apariencia de ternura, y no en la edad de los personajes,[10] mientras que otros muestran que coleccionar lolicon representa una desconexión de la sociedad.[11][12]
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