La lujuria (del latín luxuria «exceso, vida extravagante, profusión; exquisitez»,[1] de luxus «abundancia», «exuberancia», «exceso, extravagancia; magnificencia», probablemente un uso figurado del adjetivo luxus, «dislocado», que está relacionado con luctari «luchar, esforzarse»[1]), en el marco de la moral sexual, es el deseo sexual desordenado e incontrolado. La Real Academia la define como un deseo excesivo del placer sexual,[2]un deseo o apetito sexual intenso, o lascivia.
Existe un sentido no sexual de la lujuria, que se refiere a un deseo apasionado de algo,[3]o un «exceso o demasía en algunas cosas».[2] La lascivia, asimilable a lujuria, es el apetito o deseo excesivo de placeres sexuales,[cita requerida] o en términos de la Real Academia, una «propensión a los deleites carnales»,[4]un comportamiento sexual desenfrenado o una inclinación habitual a dicho comportamiento.[5]