La luna llena o plenilunio[1] es una fase lunar que sucede cuando nuestro planeta se encuentra situado entre el Sol y la Luna, casi alineados. En ese momento, el ángulo de elongación o de fase del satélite es de 180° y la iluminación es del 100 %.
El hemisferio visible de la Luna alcanza su mayor iluminación, y no es posible distinguir con detalle los cráteres de su superficie debido a la ausencia de sombras, aunque es el momento ideal para la observación de los rayos de algún cráter radiado. Esta fase sucede a los 14 días aproximadamente del novilunio. En este momento, la Luna alcanza una magnitud aparente de -12,70.[2]
Esta fase lunar es visible durante toda la noche, ya que su orto se produce en el momento de la puesta del Sol, y su ocaso se produce durante la salida del Sol. En esta fase, se pueden producir eclipses de Luna. La Luna refleja la luz del Sol a la Tierra con la totalidad de su cara visible, por lo que se puede observar completamente circular y con una gran luminosidad. Ocurre cada 29,531 días, cuando se completa el ciclo lunar.[3]