Masacres de septiembre | ||
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Localización | ||
País | Reino de Francia | |
Localidad | Prisión de la Abadía, Grand Châtelet, Carmes Prison, Prisión de La Force, La Conciergerie, Bicêtre, collège des Bons-Enfants-Saint-Victor (fr), Collège des Bernardins, Hospital de la Pitié-Salpêtrière, Meaux, Lyon, Caen, Gisors, Reims, Versalles, Sens, Marsella, Tolón y Lorient | |
Coordenadas | 48°51′11″N 2°20′06″E / 48.8531, 2.3351 | |
Datos generales | ||
Tipo | asesinato masivo | |
Histórico | ||
Fecha de inicio | 2 de septiembre de 1792 | |
Fecha de fin | 7 de septiembre de 1792 | |
Desenlace | ||
Muertos | 1450 | |
Las Masacres de septiembre hacen referencia a las ejecuciones en masa que se desarrollaron del 2 al 6 de septiembre de 1792. Es uno de los episodios más sombríos de la Revolución francesa. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre los motivos que indujeron a cometer unos actos tan irracionales y en circunstancias tan particularmente terribles para los prisioneros. Estas ejecuciones no solo se llevaron a cabo en París, las sufrieron también en otras ciudades del país, como por ejemplo en Orleans, Meaux o Reims, aunque no fueran en número tan elevado como en París.
En París fueron asesinadas entre 1100 y 1400 personas, lo que supuso la mitad de la población reclusa. Aunque el objetivo de los asaltantes eran los «contrarrevolucionarios» tres cuartas partes de las víctimas fueron prisioneros de derecho común, lo que ha planteado serios interrogantes a los historiadores.
Durante las sangrientas revueltas alentadas por líderes revolucionarios asesinaron a tres obispos y más de doscientos sacerdotes en París, mientras muchos sacerdotes y monjas fueron ejecutadas en Lyon y cientos de sacerdotes fueron apresados en Rochefort.[1]
Por otro lado, se pregunta Timothy Tackett, «¿por qué la mayor parte de las elites parisinas apoyaron las masacres o las consideraron como un mal necesario?».[2]
En cuanto a la explicación de la matanza Timothy Tackett concede un papel esencial a los rumores de invasión y de complots contrarrevolucionarios que se extendieron durante esos días y las jornadas previas —uno de los más insistentes afirmaba que se iba a producir una insurrección de los prisioneros de las cárceles parisinas—. Estos causaron una gran ansiedad e incertidumbre entre la población de París y las autoridades revolucionarias no hicieron nada para atajarlos y calmar los ánimos.[2]