Un meandro es una curva descrita por el curso de un río, cuya sinuosidad es pronunciada. Se forman con mayor facilidad en los ríos de las llanuras aluviales con pendiente muy escasa. Los sedimentos suelen depositarse en la parte convexa del meandro, avanzando la orilla, mientras que en la cóncava, debido a la fuerza centrífuga, predomina la erosión y el retroceso de dicha orilla.[1] La combinación del avance de la orilla en las partes convexas y el retroceso en las cóncavas produce la migración del cauce y, por tanto, el desarrollo del meandro.
Cuando debido a la erosión dos cauces curvos se encuentran, el río corta camino a través de la zona donde se oponen las corrientes y se forma un lago de herradura o de collera de buey (en inglés oxbow lake), ya que los sedimentos cierran la entrada y salida del antiguo meandro, quedando fuera del cauce del río. Algunos de estos meandros secos reciben nombres locales: en Aragón, los meandros secos del río Ebro se llaman galachos; en los Estados Unidos, en el suroeste también son conocidos como «rincón» y en el Sur, a los antiguos brazos y meandros del río Misisipi se les llama bayou, una voz que por extensión se aplica a esos mismos elementos en otros lugares.