Nueva Holanda (en neerlandés: Nieuw Holland; en latín: Nova Hollandia) es un nombre histórico europeo que recibió la isla-continente de Australia. El nombre fue aplicado por primera vez a dicho continente en 1644 por el marino neerlandés Abel Tasman. El nombre se aplicó a toda la Tierra del Sur o Terra Australis, aunque la costa del continente aún no se había explorado por completo; pero después del asentamiento británico en Sídney en 1788, el territorio al este del continente reclamado por Gran Bretaña fue nombrado Nueva Gales del Sur, dejando la parte occidental como Nueva Holanda. Nueva Holanda continuó usándose de manera semioficial y popular como nombre para todo el continente hasta mediados de la década de 1850.