Osiris

El dios egipcio Osiris.

Osiris es un dios y rey mítico del Antiguo Egipto. Según la mitología egipcia fue el inventor de la agricultura y la religión y su reinado fue beneficioso y civilizador. Murió ahogado en el Nilo, asesinado en una conspiración organizada por Seth, su hermano menor. A pesar del desmembramiento de su cuerpo, fue devuelto a la vida por el poder mágico de su hermana Neftis y su esposa Isis. El martirio de Osiris le valió para conquistar el mundo del más allá, donde se convirtió en juez soberano y supremo de las leyes del Maat.

Durante el Imperio Medio de Egipto la ciudad de Abidos se convirtió en la ciudad del dios Osiris, atrayendo a muchos fieles en busca de la eternidad. La popularidad de esta ciudad se basaba en sus fiestas de Año Nuevo y en la posesión de una reliquia sagrada, la cabeza del dios.

Durante el primer milenio a. C. mantuvo su condición de dios funerario y juez de las almas. Sin embargo, su asociación a las crecidas del Nilo y, por ello, como dios de la fertilidad, adquirieron protagonismo, aumentando así su popularidad entre la población nilótica. Los colonos griegos que vivían en Menfis adoptaron su culto hacia el siglo IV a. C. en su forma local de Osiris-Apis, el toro sagrado muerto y momificado. Los gobernantes lágidos introdujeron este culto en su capital, Alejandría, en forma de Serapis, el dios sincrético grecoegipcio. Después de la conquista de Egipto por los romanos, Osiris e Isis se exportan a Roma y a su imperio, donde se mantienen, con altibajos, hasta el siglo IV d. C., cuando fueron finalmente desplazados por el cristianismo tras la prohibición del paganismo por el Edicto de Tesalónica.

Las primeras representaciones de Osiris se remontan al siglo XXV a. C. y su culto duró hasta el siglo VI d. C., cuando el templo de Isis en la isla de File, el último existente en Egipto, fue clausurado en torno al año 530 por orden del emperador Justiniano.[1]

  1. Fage y Oliver, 1975, p. 448

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