Paz

La paloma con la rama de olivo es un símbolo de paz.

Paz [1]​ (del latín pācem, f. acus. de pāx), definida en sentido positivo, es un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad todas las partes de una unidad. También se refiere a la tranquilidad mental de una persona o sociedad; definida en sentido negativo, es la ausencia de guerra, inquietud o violencia.

En el plano colectivo, «paz» es lo contrario de la guerra. Es un estado interior (identificable con los conceptos griegos de ataraxia y sofrosine) exento de sentimientos negativos (ira, odio). Ese estado interior positivo es deseado tanto para uno mismo como para los demás, hasta el punto de convertirse en un propósito o meta de vida. También está en el origen etimológico de los saludos: salam en árabe y shalom en hebreo significan «paz» o «la paz esté contigo/con vosotros», y también se emplean como despedida, significando entonces «ve/id en paz»; en cambio, salve, el saludo latino, es un deseo de salud, concepto también muy relacionado. El saludo de paz o beso de la paz es una parte de la misa en que los asistentes «se dan la paz».

En el derecho internacional, el estado de paz es aquel en el que los conflictos internacionales se resuelven de forma no violenta; y particularmente se denomina «paz» al convenio o tratado (tratado de paz) que pone fin a la guerra. Existe una rama del estudio de las relaciones internacionales denominada «irenología» o «estudios de la paz y los conflictos».

Puede hablarse de una paz social como consenso: el entendimiento tácito para el mantenimiento de unas buenas relaciones, mutuamente beneficiosas, entre los individuos; y a distintos niveles, el consenso entre distintos grupos, clases o estamentos sociales dentro de una sociedad.

La antropología tradicional (ya desfasada) consideraba que únicamente el estado civilizado de la evolución cultural consideraba a la paz de una forma positiva, y que los estados de salvajismo y barbarie suponían una preferencia cultural por la guerra, considerando una forma honrosa de vida saquear a otros pueblos, y exaltando las virtudes guerreras; en casos extremos, ritualizando la antropofagia. De esa manera se describían las costumbres de algunos pueblos llamados primitivos (justificándose así su colonización), así como se mantenía la memoria historiográfica de algunos pueblos históricos (como los hunos o los vikingos), y de algunas épocas históricas consideradas «oscuras», como la Alta Edad Media.

  1. «Construcciones cotidianas de la paz». 

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