El pentecostalismo unicitario, también llamado pentecostalismo del nombre de Jesucristo, es una de las cuatro ramas del pentecostalismo moderno. Se caracteriza por practicar la doctrina de la Unicidad de Dios, es decir, de modo tal que su unicitarismo conlleva no creer en la Trinidad y considerar al «Padre», «Hijo» y «Espíritu Santo» como manifestaciones del mismo Jehová.[1] Sus creyentes se caracterizan por practicar el bautismo en el nombre de Jesucristo y el hablar en nuevas lenguas por el Espíritu Santo.
Su unicitarismo lo basan en el monoteísmo interpretado en el Tanaj (Deuteronomio, capítulo 6, verso 4).
El movimiento Pentecostal unicitarios (mal reseñados como modalistas, pues la doctrina enseña que Jesús es, no en modos temporales, en todo momento Padre, Hijo y Espíritu Santo, lo cual cumple con Dt 6:4 y Zc 14:9 en la obediencia de un solo Dios con un solo Nombre),[2]suele ser frecuentemente criticado por los movimientos pentecostales trinitarios.[3] A algunos practicantes aislados se les ha criticado además sus posturas arrianistas.[4]no obstante, el Arrianismo, históricamente hablando, realmente aportó conceptos básicos en la construcción de la contra tesis, el dogma de la trinidad. [5]El teólogo unicitario David Bernard consideraba al «monarquianismo modalista» y la «unicidad» como esencialmente lo mismo (siempre que no se entendiera «modalismo» como patripasianismo),[6] y negaba rotundamente cualquier conexión con el arrianismo en la doctrina unicitaria.[3]
Hacia 2007 se estimaban en cuarenta millones de pentecostales unicitarios en el mundo.[1]