El término plagio se define en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española como la acción de «copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias».[1] Una acepción más clásica es la dada por Correa y Lázaro[2] cuando definen plagio como «la copia servil o imitación torpe de un modelo, con pretensiones de originalidad».
Desde el punto de vista legal es una infracción al derecho de autor acerca de una obra artística o intelectual de cualquier tipo, en la que se incurre cuando se presenta una obra ajena como propia u original.
Así, una persona comete plagio si copia o imita algo que no le pertenece, y se hace pasar por su autor, con o sin su autorización. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se tipifica este delito cuando se incluye una idea, texto, imagen o diseño de otro autor, sin anunciarlo expresamente, sin usar comillas (o la sangría y tipografía distinta equivalentes) y sin citar la fuente o autor original.
El plagio constituye específicamente una violación a la paternidad de la obra, considerada dentro del marco de los derechos morales.
Hay varios motivos que pueden llevar a una persona a cometer plagio, como intentar obtener mejores calificaciones en sus estudios, aprovecharse económicamente al copiar el trabajo de otros o ganar reputación dentro de una comunidad específica, entre otros. Sin importar la razón, el plagio puede ocurrir tanto de forma intencional como accidental (sin intención). [3]