Botánicamente, una planta anual es un vegetal que germina, florece y sucumbe en el curso de un año. Las verdaderas anuales solo perviven año a año por sus semillas. Algunas especies sin semillas pueden seguir considerándose anuales aunque finalmente no florezcan.[1]
En jardinería se consideran anuales las plantas que crecen en el exterior en primavera y verano y sobreviven solo una estación de crecimiento.
Muchas plantas alimenticias son anuales, o se cultivan como tales, entre ellas la mayoría de los cereales domesticados. Algunas perennes y bienales se cultivan como anuales por conveniencia, particularmente si son poco resistentes al clima local. Zanahoria, apio y perejil son bienales verdaderas que se cultivan como anuales por sus raíces comestibles, pecíolos u hojas, respectivamente. El tomate, la batata y el pimiento son perennes delicadas que se suelen cultivar como anuales.
Las anuales ornamentales se llaman plantas de cama y se usan mucho en jardines para dar llamaradas de color, por tender a una estación de floración más larga que las herbáceas perennes. Algunas perennes que crecen como anuales son impatiens, begonia, Antirrhinum, Pelargonium, Solenostemon y petunia. Algunas bienales que se comportan como anuales son la violeta y la rosa trémula Alcea rosea.
El ciclo vital de una anual puede desarrollarse en menos de un mes en algunas especies, y en muchos meses en otras. El nabo (Brassica rapa) lo hace en cinco semanas bajo lámparas fluorescentes en laboratorio. Muchas anuales de desierto son llamadas efímeras[2] debido a su ciclo de multiplicación en pocas semanas. Y gastan mucha energía en sobrevivir a la condición seca.
Ejemplos de anuales verdaderas: maíz, lechuga, haba, coliflor, melón, guisante, cinia, caléndula, arveja.[3]