Potencias Centrales

Las alianzas militares en Europa en 1914. En anaranjado están representadas las Potencias Centrales a finales de 1914. En 1915 se les unió Bulgaria.
Evolución de las alianzas en la Primera Guerra Mundial:      Entente      Colonia, dominio y/o territorios ocupados por la Entente      Potencias Centrales      Territorio ocupado por las Potencias Centrales y/o sus colonias      Neutral

Las Potencias Centrales o Imperios Centrales es una designación atribuida a la coalición formada por los imperios alemán y austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial, a la cual se añadieron más tarde el Imperio otomano y el Reino de Bulgaria. El nombre está relacionado con la posición central ocupada por Alemania y Austria-Hungría en el continente europeo.

Las raíces de esta coalición se encuentran en la Triple Alianza constituida en 1882 por Alemania, el Imperio austrohúngaro y el Reino de Italia. Esta última abandonó la alianza en el verano de 1914, declarándose país neutral. El 23 de mayo de 1915, entró en la guerra del lado de los Aliados, después de haber firmado el Tratado de Londres el 26 de abril, en el que se le prometía que obtendría territorios austríacos.

Considerando la expansión del Imperio ruso como una amenaza, el Imperio otomano firmó un acuerdo militar secreto con el Imperio alemán en agosto de 1914; entrando en guerra en noviembre del mismo año.

El Reino de Bulgaria, resentida con su derrota en la Segunda Guerra de los Balcanes de 1913, se unió a las Potencias Centrales en octubre de 1915.

Con el fin de la guerra,[1]​ los territorios de las Potencias Centrales se desmembraron, naciendo nuevos Estados. Así, del Imperio austrohúngaro surgieron Austria, Hungría, Checoslovaquia y parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos. Con la derrota alemana, el derrumbe del Imperio ruso supuso el nacimiento de numerosos países sucesores, la mayoría después de la Guerra Civil Rusa, los cuales formaron el principio de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922. Únicamente algunos permanecieron independientes: la Segunda República Polaca, Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia (estos tres últimos fueron anexados por la Unión Soviética en 1940). En cuanto a la partición del Imperio otomano, quedó reducido a una mínima parte de Tracia y la mayoría de la península de Anatolia tras el Tratado de Sèvres, pero recuperó algunos territorios de estas tras el tratado de Lausana (en los que se acabó formando poco después la actual Turquía).

  1. Rodríguez-Ponga, Alfonso (9 de enero de 2012). «El fin de la Primera Guerra Mundial: fue más absurda que cruel». Ersarp. Archivado desde el original el 19 de abril de 2012. «El nuevo orden europeo hizo que se desvanecieran los Imperios (alemán, austro-húngaro y otomano) europeos y que, como rama verdecida de un olmo seco de Machado, la llegada de la paz fue la mejor noticia que el Viejo continente podía recibir.» 

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