Psicosis | ||
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La noche estrellada (1889) de Vincent van Gogh, quien sufría episodios psicóticos,[1] muestra los cambios de luz y color que pueden aparecer con la psicosis.[2][3] | ||
Especialidad |
psiquiatría psicología clínica | |
Sinónimos | ||
Trastorno psicótico | ||
La psicosis (del griego ψύχωσις, psychosis, a su vez derivada de ψυχή, 'alma, mente') es un término genérico utilizado en psicoanálisis y psiquiatría para referirse a un estado mental descrito como una escisión o pérdida de contacto con la realidad.[4] A las personas que lo padecen se las denomina psicóticas. No confundir con psicopatía. El término «psicótico» es a menudo confundido por el término psicópata, un trastorno de la personalidad sin relación alguna a la psicosis.
Las personas que experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir cambios en su personalidad y pensamiento desorganizado.[4]
Estos síntomas pueden ser acompañados por un comportamiento inusual o extraño, así como por dificultad para interactuar socialmente e incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria.
Una amplia variedad de elementos del sistema nervioso, tanto orgánicos como funcionales, pueden causar una reacción psicótica. Esto ha llevado a la creencia (falsa) de que la psicosis es como la «fiebre» de las enfermedades mentales, un indicador serio, pero no específico.[5][6] Sin embargo, muchas personas tienen experiencias inusuales y de distorsión de la realidad en algún momento de sus vidas, sin volverse discapacitadas o ni siquiera angustiadas por estas experiencias. Como resultado, cierta corriente de investigadores argumenta que la psicosis no está fundamentalmente separada de una conciencia normal, sino más bien es un continuum con esta.[4][7] Desde esta perspectiva, las personas que son diagnosticadas clínicamente como psicóticas pueden estar teniendo simplemente experiencias particularmente intensas o angustiantes (véase esquizotipia).
El sujeto diagnosticado como psicótico percibe la psicosis de diversas formas, refiriendose a un estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad que es única en cada situación.
Factores biológicos
(Genética: La genética puede jugar un papel importante en la vulnerabilidad a la psicosis.
Neuroquímica: Los desequilibrios en la neuroquímica, como la dopamina y la serotonina, pueden influir en la psicosis.
Estructura cerebral: Las anormalidades en la estructura cerebral, como la reducción del volumen del lóbulo frontal, pueden estar relacionadas con la psicosis.)
Factores psicológicos
(Traumas y estrés: Los traumas y el estrés pueden desencadenar la psicosis en personas vulnerables. Pensamientos y creencias: Los pensamientos y creencias distorsionados pueden contribuir a la psicosis.Emociones y sentimientos: Las emociones y sentimientos intensos, como la ansiedad, el miedo o la tristeza, pueden influir en la psicosis.)
Factores ambientales
(Ambiente familiar: El ambiente familiar puede influir en la vulnerabilidad a la psicosis.
Redes sociales: La falta de redes sociales y el aislamiento pueden contribuir a la psicosis.
Eventos vitales: Los eventos vitales estresantes, como la pérdida de un ser querido o un cambio significativo en la vida, pueden desencadenar la psicosis.)
Factores culturales y sociales
(Cultura y sociedad: La cultura y la sociedad en la que se vive pueden influir en la forma en que se experimenta y se expresa la psicosis.
Normas y expectativas: Las normas y expectativas sociales pueden influir en la forma en que se percibe y se trata la psicosis. Acceso a los servicios de salud mental: El acceso a los servicios de salud mental puede variar según la cultura y la sociedad, lo que puede influir en la forma en que se trata la psicosis.)
Es importante tener en cuenta que la psicosis es una condición compleja que puede ser influenciada por una variedad de factores . Cada persona es única, y es importante considerar los factores individuales que pueden estar contribuyendo a la psicosis.
La psicosis puede aparecer como consecuencia de un gran número de enfermedades, tales como la esquizofrenia, el trastorno esquizoafectivo, episodios maníacos o depresivos del trastorno bipolar, el Alzheimer, el Parkinson, la sensibilidad al gluten no celíaca, la epilepsia o la esclerosis múltiple.[8][9][10]