Escitas (en griego antiguo: Σκύθης Scýthēs o Σκύθοι Scýthoi; en un contexto indo-persa también Saka) era el nombre dado en la Antigüedad a los miembros de un grupo de pueblos de origen iranio, caracterizados por una cultura basada en el pastoreo nómada y la cría de caballos de monta. El etnónimo «escita» también ha sido usado para referirse a otros pueblos de costumbres similares o que ocuparon las regiones de Rusia, Ucrania y Asia Central, conocidas durante largo tiempo como Escitia. En sentido amplio se considera escita a nómadas euroasiáticos, probablemente la mayoría hablantes de lenguas iranias orientales; sería el antecesor del moderno osetio.
Fueron mencionados por los pueblos letrados que quedaban al sur de la zona donde habitaban, que eran amplias zonas de la estepa euroasiática occidental y central, desde alrededor del siglo IX a. C. hasta el siglo IV, ya de nuestra era.[2][3][4][5] Los «escitas clásicos» conocidos para los antiguos historiadores griegos eran principalmente de origen iranio y se encontraban en el norte del mar Negro y la región del Cáucaso septentrional. Otros grupos escitas documentados por fuentes asirias, aqueménidas y chinas muestra que también vivían en Asia Central, donde eran conocidos como los Iskuzai /Askuzai, Saka (antiguo persa: Sakā; nuevo persa/en pastún: ساکا; sánscrito: शक Śaka; griego: Σάκαι; latín: Sacae), y Sai (en chino, 塞; chino antiguo: *sˤək), respectivamente.[6]
Las relaciones entre estos pueblos, que vivían en zonas tan amplias, y muy separadas, sigue sin estar clara, y el término se usa tanto en sentido amplio como estricto. El término «escita» lo usan los estudiosos modernos en un contexto arqueológico para hallazgos que se cree que muestran atributos de una cultura amplia «siberiano-escita», sin implicar usualmente una connotación étnica o lingüística.[7] El término «escítico» puede usarse también de forma parecida,[8] «para describir una fase especial que siguió a la amplia difusión del nomadismo a caballo, caracterizado por la presencia de armas especiales, arreos de caballo, y arte animalístico en forma de placas de metal». Los territorios más al oeste durante la Edad de Hierro fueron conocidos en las fuentes clásicas griegas como Escitia, y en el sentido restringido, estricto, «escita» queda restringido a estas zonas, donde se hablaban lenguas escito-sármatas. En definitiva, las varias definiciones con que se usa «escita» lleva a cierta confusión.[9]
Los escitas estuvieron entre los primeros pueblos en dominar la guerra a caballo.[10] Mantenían manadas de caballos, ganado vacuno y ovejas, vivían en carretas cubiertas y luchaban con arcos y flechas a caballo. Desarrollaron una rica cultura caracterizada por tumbas opulentas, fina metalistería y un estilo artístico brillante.[11] Algunos eruditos discuten que en el siglo VIII a. C., un ataque escita sobre Altái puede «relacionarse» con un ataque a la dinastía Zhou.[12] Poco después, se expandieron hacia el oeste y conquistaron a los cimerios de la estepa póntica.[13] En su apogeo, los escitas dominaron toda la estepa,[14][15] extendiéndose desde los montes Cárpatos hasta el oeste al centro de China (Cultura de Ordos) y el sur de Siberia (Cultura de Tagar) en el este,[7][16] creando lo que se ha llamado el primer imperio nómada de Asia central, aunque hay poco que pueda llamarse estado organizado.[13][17]
Con base en lo que es hoy Ucrania, la Rusia europea meridional y Crimea, los escitas occidentales eran gobernados por una clase rica conocida como los Escitas Reales o Regios. Los escitas establecieron y controlaron la ruta de la seda, una vasta red comercial que conectaba Grecia, Persia, la India y China, contribuyendo quizás al florecimiento contemporáneo de aquellas civilizaciones.[18] Trabajadores del metal sedentarios confeccionaban objetos decorativos para los escitas. Estos objetos sobreviven principalmente en metal, formando un arte escita distintivo.[19] En el siglo VII a. C., los escitas cruzaron el Cáucaso y frecuentemente saquearon Oriente medio junto con los cimerios, teniendo un papel importante en los desarrollos políticos de la región.[13]
Durante la Antigüedad clásica, los escitas dominaron la estepa póntica, la cual recibió el nombre de Escitia.[20]
La arqueología ha descubierto testimonios de la cultura escita en los montículos funerarios de Ucrania y el sur de Rusia.
Se sabe que tuvieron sus antecedentes desde el año 2000 a. C., pero su primera aparición en la historia es una alianza con los asirios en el siglo VII - siglo VII a. C. [21] Siglos después colaboraron con los medos —tribu irania emparentada con los persas— para desmembrar al Imperio asirio.[22]
Alrededor de 650–630 a. C., los escitas dominaron brevemente a los medos de la meseta iraní occidental,[23][24] alcanzando con su poder las fronteras de Egipto.[10] Después de perder el control sobre Media, los escitas continuaron interviniendo en los asuntos de Oriente Medio, con un papel destacado en la destrucción del Imperio asirio en el Saqueo de Nínive en el año 612 a. C. Los escitas posteriormente se implicaron en frecuentes conflictos con el imperio aqueménida. Los escitas occidentales sufrieron una gran derrota contra Macedonia en el siglo IV a. C.[10]
En la Antigüedad tardía fueron sometidos por los sármatas, un pueblo culturalmente afín (iranio, procedía de Asia central)[25] que terminó sustituyéndolos como amos de las estepas.
En el siglo II a. C., los escitas orientales (Saka) de la estepa euroasiática fueron atacados por los yuezhi, wusun y xiongnu, impulsando a muchos de ellos a emigrar hacia el Sur de Asia,[26][27] donde pasaron a ser conocidos como indo-escitas.[28]
En algún momento, quizá tan tarde como el siglo III de nuestra era después de la desaparición de la dinastía Han y los xiongnu, los escitas orientales cruzaron las montañas del Pamir y se asentaron en la cuenca del Tarim occidental, donde están documentados los idiomas escitas jotanés y tumshuqués en escrituras brahmi de los siglos X y XI.[27] El reino de Jotán, al menos en parte saka, fue luego conquistado por el kanato qarajánida, que llevó a la islamización y turquificación del noroeste de China. En Europa oriental, a principios de la Edad Media, los escitas y los sármatas, tan estrechamente relacionados con ellos, fueron al final asimilados y absorbidos (esto es, eslavizados) por la población protoeslava de la región.[29][30][31][32]
La mayor parte de lo que se conoce sobre los escitas procede de fuentes extranjeras, concretamente griegas y latinas. Las principales de ellas son el libro IV de la Historia de Heródoto (440 a. C.), la Geografía de Estrabón y el poema de Ovidio Epístola desde el Ponto, que describe principalmente la Escitia Menor, ambos de la misma época (circa 13 d. C.)