El racionamiento en Cuba es el sistema implementado por el gobierno central cubano desde la Revolución como política de Estado permanente, en el cual se distribuyen los alimentos y otros productos que son parte de la Canasta Básica de Alimentos en el país insular del Caribe, y que, por diversas razones, se encuentran en déficit de producción o con existencias limitadas. Es el mecanismo por el cual el gobierno cubano reparte de manera igualitaria un producto que se encuentra en escasez, por lo que la lista puede sufrir modificaciones mensuales, semestrales o anuales.[1]
Pese a los rumores de su posible extinción, el sistema aún continúa operando en Cuba, comenzando incluso con un proceso de digitalización en 2019 mediante una «libreta electrónica», que permitiría una reducción en las colas de espera para poder adquirir los productos.[2]