El sincretismo religioso se refiere a la combinación (sincretismo) de dos o más sistemas de creencias religiosas en un nuevo sistema, o a la incorporación de creencias provenientes de tradiciones no relacionadas en una tradición religiosa. Contrasta con las ideas de pertenencia religiosa múltiple y politeísmo, respectivamente.
Está estrechamente relacionado con el estudio de la historia de las religiones en la época del helenismo y la antigüedad tardía, en la que hubo intensos contactos religiosos, por ejemplo con el estudio de la gnosis y el maniqueísmo. Además, el término desempeña un papel en la teología y la misionología, en cuyo contexto a menudo se le asigna un valor negativo. Más recientemente, el término «sincretismo» se ha vuelto a utilizar cada vez más en relación con los llamados nuevos movimientos religiosos.
El sincretismo religioso puede ocurrir por muchas razones, y en relación con el politeísmo ocurre con bastante frecuencia en áreas donde existen múltiples tradiciones religiosas en proximidad entre sí y funcionan activamente en la cultura. Puede también ocurrir cuando una cultura es conquistada y los conquistadores traen consigo sus creencias religiosas, pero no logran erradicar del todo las viejas creencias ni, particularmente, las viejas prácticas.
Si bien puede haber elementos sincréticos en las creencias o historias de las religiones, los adeptos de estos así llamados sistemas a menudo desaprueban que se le aplique tal rótulo a sus creencias, en especial aquellos adeptos que pertenecen a sistemas religiosos «revelados», como las religiones abrahámicas, o cualquier sistema que exhiba una enfoque exclusivista. Tales seguidores a veces interpretan el sincretismo como una traición a su verdad pura. Según esta lógica, añadir una creencia incompatible corrompe la religión original, haciendo que ya no sea verdadera. En efecto, es posible a que críticos de una tendencia sincretista específica usen a veces la palabra «sincretismo» como un epíteto despectivo, como una acusación que implica que aquellos que buscan incorporar una nueva perspectiva, creencia o práctica en un sistema religioso en realidad distorsionan la fe original. La consecuencia, según Keith Ferdinando, es que se vea comprometida de manera fatal la integridad de la religión dominante.[1] En sistemas de creencias no exclusivistas, por otra parte, es posible que haya bastante libertad a la hora de incorporar otras tradiciones a las propias.
Con todo, algunos académicos dudan de la utilidad del concepto de sincretismo, y no ven la necesidad de una área de estudios separada sobre el sincretismo en las tradiciones religiosas en tanto todo aspecto de la cultura (incluyendo la religión como aspecto de la cultura) es sincrético, y afirmando que el énfasis en el sincretismo sugiere erróneamente que hay «religiones puras» o «doctrinas religiosas puras».[2]