Una textura sonora puede definirse como un sonido casi aleatorio que tiene un comportamiento en el tiempo periódico o estocástico.[1][2] Semánticamente no lleva un mensaje complejo al receptor, pero si ofrece información relevante del entorno.[3] El caer de la lluvia, el movimiento de las hojas con el viento, el sonido que producen las corrientes fluviales o incluso, el sonido de los insectos reunidos en masa, son manifestaciones naturales que se consideran texturas sonoras.[4]
Saint-Arnaud y Popat en Analysis and Synthesis of Sound Textures [5] definen que sonidos pueden considerarse una textura Sonora, a partir de dos restricciones:
La primera es que para considerar un sonido una textura este debe mostrar características similares a lo largo del tiempo. Un fragmento pequeño de una textura no debe ser significativamente diferente de otro fragmento de una textura sonora. Pueden tener estructura local y aleatoriedad pero las características de la estructura base deben permanecer constantes a gran escala.[6]
Arnaud y Popat proponen una visión atómica del sonido concentrando la investigación en dos niveles:
Esta observación lleva a la segunda restricción: la distribución de los átomos debe poder verse claramente en una muestra de pocos segundos de la textura sonora a sintetizar. Lo que permitirá la caracterización de las texturas a partir de una muestra minúscula de pocos segundos.[6]
Las texturas sonoras pueden considerarse un conjunto de elementos sonoros extructurales, que se repiten de manera aleatoria en el tiempo, que tienen un orden relativo, preservando una coherencia temporal.[4] Otros autores entienden estos elementos sonoros estructurales como micro eventos, que pueden tener características estables a lo largo del tiempo.[7]